Restaurante La Fortaleza (Tequisquiapan, Qro.)

sábado, 8 de junio de 2019 · 08:01
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Amante del Buen Comer®

Nos recibió la abuela. Amable y gentil, ella se levantó de su mesa para brindarnos una cálida bienvenida señalándonos los espacios donde podríamos sentarnos. Me recordó a las mías, me sentí contenta, apapachada. Una vieja casona bellamente decorada con cuadros de artistas locales, con lindas mesas que juntas suman una pintura más, es el lugar donde yace La Fortaleza, que, contraria a su nombre, es un lugar de apertura, calidez, estilo y excelente sazón. La Fortaleza, denominada así por ser una de las cualidades de su fundadora, Adriana, es el negocio familiar de los Gutiérrez. En él, todos los miembros de la familia tienen algún rol, liderados en la cocina por María Fernanda, la hija menor. Gracias a la visita de una buena amiga a mi nueva ciudad es que estuve en Tequisquiapan. Por la tarde, después de recorrer sus mercados de artesanías, el hambre se hizo manifiesta. Para saciarla, recurrí a alguna de las aplicaciones que la tecnología nos ofrece para encontrar un buen lugar, y así fue como hallamos La Fortaleza, con excelentes reseñas e impecables calificaciones a pesar de estar fuera de la zona turísticas del Pueblo Mágico. Sin duda valió la pena.
La carta es precisa, pocos platos con buena propuesta. Las recomendaciones llevaban a pedir los tacos de pato, pero la especialidad del lugar es el lechón. Así, para evitar entrar en dilemas, mi amiga y yo optamos por pedir una terna de tacos: pato, lechón y lengua. Decisión ganadora.
La lengua, suave y jugosa, abrió el apetito con ímpetu; el lechón, con cocción puntual que permitía saborearlo amablemente, y; el pato, mi favorito, espectacular receta que llevaba a que cada bocado generara una sensación de plenitud y ricura. Esta deliciosa taquiza la acompañamos con una fresca ensalada de manzana, mango, queso de cabra, fresa, elote, pepino y un rico aderezo. El postre fue un delicioso momento de charla con miembros de la familia y un exquisito buñuelo queretano con helado y frutos rojos. El acompañante perfecto a toda esta comilona fue una cerveza porter de la marca Allende.
Cabe señalar que La Fortaleza únicamente abre de viernes a domingo y que además ofrece el servicio de hospedaje en la famosa aplicación de renta de casas, donde recibirán el trato cordial de la familia. No quiero cerrar esta reseña sin compartirles mi humilde  conclusión: parte de la fortaleza de la abuela Susana es precisamente su presencia en La Fortaleza. Sirvan estas líneas también como homenaje a aquellas mujeres cuyas mesas siempre estuvieron abiertas para pasar un buen rato y alegrar el corazón. Aquellas mesas donde “se le ponía más agua a los frijoles” con tal de quedáramos un rato más a seguir conviviendo. A mis abuelas, tías, y por supuesto y en primer lugar a mi madre, el agradecimiento eterno por recordarme que la mesa es un espacio para llenar estómagos, pero más aún, para llenar el corazón. ¡Buen provecho! Amante del Buen Comer®