Evolución vs revolución en América Latina

miércoles, 26 de junio de 2019 · 08:00
Twitter: @juanenadira Durante más de 200 años, Latinoamérica ha estado sumida en procesos de transformación política, económica, social y cultural. Sin embargo, la mayoría de estas transformaciones han sido poco efectivas y en el largo plazo, lejos de lograr progreso o desarrollo sostenible, ha estado plagado de transformaciones insuficientes, crisis profundas y líderes que, siendo mesiánicos, prometen la verdadera transformación, el cambio necesario que traerá la solución a todos los problemas en un corto plazo. Sin embargo, tras más de 200 años de cambios y revoluciones, cabe preguntarse:
¿Por qué América Latina no ha dado el paso para convertirse en un continente de progreso y crecimiento?
¿Por qué más de el 90% de los países del continente tienen más de 30 años de retraso contra el resto del mundo? ¿Qué debemos hacer para lograr dar el paso que se necesita y realmente generar el cambio que se necesita y que sobre todo sea sustentable y de largo plazo? [caption id="attachment_58354" align="aligncenter" width="662"] Fuente: Especial[/caption] Desde Simón Bolívar, pasando por Fidel Castro, Hugo Chávez hasta llegar a Andrés Manuel López Obrador, el continente americano se ha visto inundado de un concepto, una palabra, una idea, un veneno. Revolución. La revolución cubana, la revolución bolivariana, la revolución latinoamericana. No pensemos de forma ligera que esto será un mero análisis semántico de dos definiciones, vayamos a lo profundo de los conceptos y veamos como podemos ser el cambio que tanto necesita nuestra región para de una vez por todas podamos llegar a ser un lugar de sueños y no la cuna de las frustraciones y crisis sin sentido. La real academia española (R.A.E) define la revolución como:
“Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional.
Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.”
Como vemos, toda revolución desde su matriz promueve movimientos o cambios profundos pero violentos y rápidos. Esta ha sido esta la característica que no ha permitido a toda una región alcanzar el objetivo de desarrollarse sostenidamente, que no nos ha permitido crecer y brindar a los americanos paz, estabilidad y la posibilidad de una vida plena. El cambio brusco no permite correcciones, no permite modificaciones y mejoras continuas, busca transformar de forma violenta el status quo, no reconoce los triunfos o logros del pasado, solo reconoce el cambio que este proceso nuevo propone y que se caracteriza por ser personalísimo. Frente a la propuesta de revolución, existe un concepto poco explorado y mucho menos aplicado en la región, que debería ser el canal para alcanzar la meta de cambio y desarrollo. Evolución. La R.A.E. define la evolución como:
“Serie de transformaciones continuas que va experimentando la naturaleza y los seres que la componen.”
En la región estamos agotados de los cambios violentos que no permiten mejoras y que no reconoce lo bueno que se ha hecho. Es hora de abrazar un concepto diferente, no necesitamos revolucionarnos, necesitamos evolucionar.
Necesitamos que toda la clase política entienda que el proceso no es individual de quien puede cambiar la historia.
Necesitamos que todos, juntos, nos fijemos un único objetivo, el desarrollo sostenible de la región y hacer de la evolución la nueva forma de cambio con una visión a 100 años. La sociedad, como el cuerpo humano y la naturaleza, necesita tiempo, necesita correcciones y sobre todo necesita que todas sus partes (incluyendo los políticos) abracen el concepto de evolución como forma de adaptación a las nuevas épocas. Tal como Charles Darwin padre de la teoría de la evolución dijo:
“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.
La especie “Latinoamericana” está condenada al fracaso y a su extinción si no corregimos el rumbo de nuestro proceso de adaptación a la nueva era y dejamos los 200 años de cambios radicales atrás, es hora de fijarnos un solo objetivo, el desarrollo sustentable y a él llegamos sin realizar cambios drásticos tras cada proceso electoral y comencemos a abrazar los logros y virtudes de cada proceso y corregimos de forma gradual el rumbo para llegar al desarrollo tan anhelado.

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