Robémonos a la filosofía de las aulas por un rato

viernes, 14 de junio de 2019 · 08:00
Twitter: @HadaCosquillas  Hace algunos ayeres me preguntaban ¿qué estudias? Y respondía muy orgullosa: "Filosofía", acto seguido, los rostros de las personas se modificaban con muecas extrañadas y preguntaban ¿para qué sirve? Y cuando uno comienza a estudiar filosofía, generalmente no es una pregunta que se hace uno mismo. Siendo honesta, por mucho años no me pregunté ¿para qué me sirve la filosofía? Puesto que me parecía obvio, no encontraba sentido alguno en poner a la filosofía en una categoría pragmática de utilidad sin embargo, conforme han pasado los años, he aceptado que sobre todo, en el mundo laboral, es de suma importancia dar una explicación pragmática de quehacer filosófico. La filosofía es tan útil para la vida como el agua para el pez, hoy por hoy, cuando me preguntan ¿Qué estudiaste? Con mayor orgullo digo y hasta levanto el pecho “soy filósofa” ( y sabemos que Platón es rudo para que uno se autodenomine así) pero me siento tan orgullosa de presumir a mi gran amor, pues sin ella simplemente no sería quien soy. [caption id="attachment_56615" align="aligncenter" width="886"] Fuente: latercera.com[/caption] No soy para nada filósofa de academia dedicada a la docencia e investigación, por algunos años lo hice pero justo eso, me estaba deprimiendo pues veía que nosotros mismos, los filósofos, estábamos aniquilando a la especie. Entre filósofos era común decir “somos especie en extinción” y pues cómo no, si no la dejamos salir más allá de las aulas. De ahí que me puse atrevida y loca saliéndome de lo académico para llevarla por todos lados, he llevado a pasear a mi amada Sofía. Juntas descubrimos el gran aporte que se podía hacer en el ámbito gubernamental, que en realidad hay mucho por decir al respecto desde la filosofía, incluso, mucho por hacer pero luego nos fuimos a las empresas y sí, nos llevamos a toda la banda filosófica, desde Aristóteles, Heidegger, Hanna Arendt por citar sólo a algunos de los que hoy por hoy imparten los cursos y talleres. Juntos, estamos demostrando el gran aporte que hacemos en las empresas pero no porque sean empresas sino porque no hay sitio en donde no estén personas, porque en las empresas trabajan personas y la filosofía es algo innato en todo ser humano, el pensamiento se nos da al nacer y la reflexión es justo lo que nos enseña Sofía a realizar. Es por eso que hoy no es de extrañarse que empresas importantes estén acudiendo a filósofos para que formen parte fundamental de su equipo de trabajo, porque es justo el filósofo quien ve más allá  y quién hará las preguntas quizá incómodas o para reflexiona como:
¿Qué alcances ambientales tiene tu descubrimiento o creación? ¿En qué sentido esto que propones o hace modifica el paradigma antropológico? ¿Qué hay de ético en esto a lo que te dedicas?
Estas y muchas más preguntas son las que nos toca a los filósofos hacer cada que somos consultados. En mi caso, me he dedicado a un concepto tan filosófico pero a la vez tan humano como el de la felicidad, pues ¿quién no quiere ser feliz? Es justo el fin último de la humanidad lo dijo Aristóteles pero lo han dicho muchos más, como el filósofo Nietzsche quien en toda su obra nos hace una constante invitación a vivir en plenitud. No hay mucho que descubrir, todo ya está dicho desde hace siglos. El punto, es darle voz a ese pasado que hemos dejado ahí y que se deje de escuchar a tanto falso profeta de la felicidad. Buscar en la filosofía es buscar dentro de uno mismo, hacerse consciente de que uno es el único que puede trabajar en nuestras propias virtudes humanas. Cuando hoy me preguntan ¿a qué te dedicas? Respondo: A llevar filosofía a cualquier rincón posible para que se sepa que un camino idóneo para  lograr comprender la felicidad y lo que en verdad implica. Porque de eso va la filosofía, de la comprensión y entendimiento del mundo y de uno mismo. Ser un filósofo en una empresa es ser atrevido, loco, innovador pero principalmente, ser amoroso, pues como dijo el gran San Agustín:
“Haz lo que amas y ama lo que haces”.
Si uno aprende a dedicarse realmente a trabajar en lo que uno ama ( y no en lo que creemos que sólo podemos) entonces amaremos todo cuanto implique nuestra labor. El día que entendamos que la prioridad es hacer lo que uno ama, a nadie le pesarán los lunes, no nos importará el tiempo que pasemos haciéndolo, no nos preocuparemos meramente por recibir un sueldo, sino al contrario, estaremos tan apasionados por hacer lo que hacemos que todo lo demás se dará por añadidura. La felicidad es una habilidad que entrenamos que va más allá de un mero concepto y que la filosofía nos permite comprender. Llévate a todos los filósofos que vayas conociendo a cualquier lado y te aseguro que en cualquier momento te soplaran una buena idea para enfrentar la vida. Pues el mundo es de los felices, de aquellos que a pesar de las circunstancias han aprendido a estar en paz.

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