Amor: un arte insondable
Twitter: @citlaestrella
“Lo que se hace por amor siempre acontece más allá del bien y del mal".
-Friedrich Nietzsche
Hablar de amor nunca pasará de moda, mientras exista la especie humana será un tema recurrente, del cual se sabe poco a pesar de que todos lo experimentamos ¿Por qué hacer esta última aseveración? Múltiples disciplinas han abordado el fenómeno amoroso sin lograr hallazgos concluyentes; pareciera que el amor es algo más fenomenológico que teórico, y que solo podemos acceder a él a través de la vivencia.
¿Pero entonces cómo se puede hacer esta presente reflexión sobre el amor si solo queda en el ámbito de la experiencia? Ya lo decía el filósofo austriaco Ludwing Wittgenstein:
“El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”[i]Y el lenguaje permite que esos hechos se materialicen para los humanos y que sean parte del pensamiento, y por ende de nuestra realidad. Siglos atrás se ha denominado como “amor” a este complejo fenómeno, donde intervienen aspectos neurobiológicos, espirituales, culturales, entre muchos más, pero solo fue una manera de nombrarlo y tratar de hacerlo inteligible, debido a que su naturaleza sigue siendo por completo enigmática. No cabe duda que el amor existe, lo podemos vivir y tratar de conceptualizarlo al decir que es una emoción, una construcción social, un instinto, una reacción química Voltaire -que retoma a Lao Tse- afirma al respecto:
“El amor es la más fuerte de todas las pasiones porque ataca al mismo tiempo la cabeza, el corazón y el cuerpo”.Otra opción para hacerlo aprehensible es su mediación a través de manifestaciones simbólicas como el arte. La literatura, música, danza, poesía, cine, fotografía, pintura, escultura han atestiguado la manera en que diferentes artistas toman como motivo recurrente al amor, pero no solo el que tilda en lo romántico y pasional, sino todas aquellas variantes del suceso amoroso: filial, estético, intelectual, compasivo, religioso, etc. Ejemplos de esta idea son la siguiente selección de obras: El éxtasis de Santa Teresa (1647-1652) Gian Lorenzo Bernini: El artista italiano del barroco nos brinda una construcción del amor desde la perspectiva religiosa: La monja fundadora de la orden de las Carmelitas, Teresa de Jesús está sufriendo una experiencia mística o transverberación, donde se logra un hondo vínculo con Dios a partir de que el corazón se ve afectado por una energía desconocida – de ahí el recurso de la flecha- Bernini a partir de la expresividad no verbal de sus personajes nos transmite esta intensidad del amor que está inundando a la santa.
La novia del viento (1914) Oskar Kokoschka: El expresionista austríaco nos otorga una visión de lo que es el amor pasional, ese que nos arrebata la cordura , que nos arroja a una sórdida tormenta en la que pocas veces salimos intactos. El cuadro retrata la caótica relación de Kokoschka con Alma Mahler, y es que en una relación todo sucumbe, todo se trastoca al son de los cuerpos que se encuentran, el azul y las pinceladas de este lienzo lo confirman.
Sín Título (2011) Samuel Aranda: Esta fotografía le valió al fotoperiodista el premio a la mejor imagen del año en el certamen de World Press Photo 2012. Aranda con su lente capturó a una madre que abraza a su hijo herido durante una protesta antigubernamental en Sanaa, la capital de Yemen. El retrato es poderoso, nos remite a la escultura de La Piedad de Miguel Angel, pero también nos recuerda que el amor hacia los hijos es uno de los lazos más fuertes e incondicionales que existen.
Para cerrar, el amor es una fuerza vital, una energía similar al concepto de anima de Carl Jung: Es algo que subyace en nuestra existencia, un impulso vital que no solo atañe a lo humanos, sino al universo en sí. En pocas palabras: el amor es un arte insondable y como tal está lleno de misterios y atracción:Ver esta publicación en Instagram
“Cuando el amor llegue a vosotros, segudlo, aún cuando sus veredas sean arduas y difíciles […] aunque la espalda que oculte bajo su plumaje os hiera”[ii].[i] Wittgenstein L. (2009) Tractatus lógico-philosophicus. Madrid. Gredos. p. 9. [ii] Gibran Jalil G. (1976) El profeta. México. Época. P. 15