Twitter: @AGuerreroMonroy
En México desde 2005 se reconoce el derecho al voto de quienes viven fuera del país. A lo largo de estos años –con las tres experiencias de las elecciones de 2006, 2012 y 2018- se han presentado avances que han facilitado el ejercicio de este derecho, entre los que destaca la posibilidad de solicitar la Credencial para Votar en el extranjero, el registro en línea, la ampliación de cargos por quién sufragar así como el eventual voto por internet en fechas próximas. Sin embargo, no es suficiente, porque debemos reconocer que los derechos políticos de nuestros migrantes aún están incompletos en virtud de que no cuentan con una representación política en el Congreso de la Unión.
¿Por qué es imperiosa la representación legislativa de nuestros migrantes?
De acuerdo al Instituto de los Mexicanos en el Exterior, en 2017 se tienen casi 12 millones de connacionales que residen en el exterior, los cuales sumados a descendientes alcanzan la cifra de 30 millones. Cabe decir que el 97.2% radica en Estados Unidos. El impacto económico, por mencionar un aspecto, es visible en el envío de remesas al país, las cuales en 2019 sumaron alrededor de 38 mil millones de dólares -un aumento de casi 6% respecto a 2018-. Este flujo de recursos ha permitido el desarrollo de comunidades y municipios, lo que adicionalmente se traduce en contribuciones al erario público por el consumo de bienes y servicios que estas familias realizan con dichos recursos.
Si llevaste a tus hijos a opinar a la Consulta para niñas, niños y adolescentes en el extranjero??¡GRACIAS!??
GRACIAS al @iecm y al trabajo de los consulados por hacer posible que connacionales y nuevas generaciones tengan voz y participación activa en la vida política de México. pic.twitter.com/W2lJnkdYW4— Voto Chilango (@VotoChilango) November 25, 2019
Las remesas a México constituyen una de las principales fuentes de divisas al país, a la par de ingresos por concepto de petróleo y/o turismo (y en algunos periodos por arriba de estos). De igual manera, los mexicanos que se encuentran en otros países mantienen sus vínculos con su país. Siguen siendo mexicanos y ellos continúan manteniendo sus costumbres y tradiciones de su tierra así como celebrando festividades nacionales. Más aún, ponen en alto el nombre de México que a través de su esfuerzo han obtenido éxito en muchos ámbitos. Destacados integrantes de la comunidad migrante son concejales en ciudades como Los Ángeles y Chicago, prestigiados académicos imparten cátedra en las mejores universidades de Estados Unidos, famosos comunicadores son escuchados y vistos en importantes medios, célebres actores y chefs obtienen reconocimientos así como renombrados empresarios han escalado altos cargos en multinacionales y organizaciones gremiales, entre otros.
Como ejemplo, valiosos liderazgos como Jaime Lucero, Sergio Infanzón, Juan José Corrales, Carlos Arango, Javier Martínez, Elvia Torres, Martha Esquivel, Jorge Mettey, Elio Villaseñor, Daniel Tacher, David Herrera, Raúl Macías, Beatríz Ricatti y muchos miles más, han comprometido su experiencia y trabajo para promover los logros del vigor migrante y sus derechos.
En este sentido, resulta imperioso dar voz y no sólo voto a un grupo poblacional que además de ser estratégico para el país por sus vínculos y por su aportación para la economía mexicana, se encuentra sub-representado.
El tema migrante debe ser transversal y las decisiones públicas deben considerar esta perspectiva. Los derechos no se limitan al espacio territorial, por lo que se debe apostar por una representación legislativa que los haga participes en la formulación de políticas públicas que se traduzca en una mejora en la calidad de vida de sus familias.
No taxation without representation, han señalado voces de la comunidad, aludiendo a que, si las remesas son una contribución muy significativa, deberían de tener un mínimo de representación cameral. Este fin de década obliga a autoridades electorales, partidos políticos, académicos, legisladores, medios de comunicación y sociedad civil a plantear este posible y justo reclamo. El derecho ya se tiene, sólo faltaría ponerse de acuerdo para instrumentarlo. Que 2020 sea el año para hacerlo realidad.