Twitter: @AGuerreroMonroy
La democracia en el mundo se encuentra en los momentos más críticos. Es cuestionada tanto su viabilidad como su valía como mecanismo de acceso pacifico al poder político. En los últimos cuarenta años, la democracia se ha extendido de forma importante a escala mundial, no obstante, la calidad de las democracias -añejas y recientes- se ha visto afectada.
De acuerdo al Informe “El estado de la democracia en el mundo y en las Américas 2019” que el International Institute for Democracy and Electoral Assitance (IDEA) presentó en días pasados, actualmente más de 4 billones de personas viven bajo alguna forma de democracia y la proporción de países no democráticos ha disminuido a menos de la mitad desde 1975 (68% frente a 20% en 2018). Sin embargo, resulta particularmente alarmante el desencanto ciudadano ante la ausencia de resultados y soluciones que ofrecen los gobiernos a las exigencias y demandas sociales.
???The Global State of Democracy 2019: Addressing the Ills, Reviving the Promise is now available online!
Find out how ill is democracy and what are the remedies!#ReviveDemocracy #GSoD2019 #StateofDemocracy
Download the report here?https://t.co/xuiP2K6xGb— International IDEA (@Int_IDEA) November 19, 2019
En nuestra región, América Latina, la erosión democrática generada por el hastío de gobiernos corruptos, incremento en los índices de delincuencia y falta de oportunidades, ha socavado la confianza en la democracia, las instituciones emanadas de ella, así como en los procesos electorales.
A la par, los partidos políticos -los cuales encaran una crisis de representación en todo el mundo-, han sido incapaces de procesar las demandas sociales, lo que ha derivado en que la ciudadanía opte por partidos y líderes populistas que emergen como resultado de un creciente descontento cívico. Ante un vacío de expectativas, los electores prefieren apoyar a políticos populistas o líderes antisistema.
Los partidos políticos tradicionales han tenido grandes obstáculos para superar los muros de la transformación social y adecuarse a los desafíos que encaran las redes sociales y los nuevos canales de comunicación digital –inclementes y severos- que divulgan información a gran velocidad.
En suma, el Informe de IDEA es un foco rojo que alerta y preocupa respecto de la insatisfacción ciudadana ante las desigualdades sociales que permean sociedades democráticas (como botón de muestra tenemos a Chile y otros países del hemisferio) y que se propagan peligrosa y progresivamente en la región.
El desafío reside en evitar escenarios de polarización extrema o anarquía. Es así como la publicación de IDEA Internacional toma el pulso a la salud de la democracia, identificando desafíos derivados de la desigualdad, la corrupción, la pobreza y la violencia en la región.
Es importante decir que la democracia por sí sola no puede resolver estos retos, pero si constituye la única forma de gobierno que permite asumirlos y enfrentarlos a través del respeto a las libertades, con transparencia, mediante equilibrios y una nutrida participación ciudadana.
La democracia es una obra colectiva y no de una sola persona. Finalmente, las democracias modernas nacieron para poner límites y controles al ejercicio del poder político.