Twitter: @HigueraB
“¿Cómo es que tenemos tanta información, pero sabemos tan poco?”
-Noam Chomsky
En ocasiones estamos tan convencidos de nuestras propias ideas que cometemos el error de creer que son verdad. Nos saltamos los hechos y la información con tal de señalar que lo que afirmamos es verdad irrefutable, contribuyendo de paso a la desinformación y el enrarecimiento de los ecosistemas informativos y de comunicación.
Un caso así es el que me motivo a escribir esta columna y desechar otra que ya tenía lista. Me parece apremiante señalar que nos estamos acostumbrando a no informarnos, a no preguntar ni reflexionar y, por supuesto, a dar por sentada que la impresión que tenemos es siempre la correcta.
Esto ocurre en todos los niveles. ¿Quién no ha tenido una discusión familiar vía whatsapp en la que cualquier dato que se presentaba se discutía y se cuestionaba con preguntas del calibre “¿y eso es verdad porque lo crees?”
En este tipo de discusión no importa nada, sean datos, fallos de organismos como el INE, el INAI o la OEA y tampoco importa si las declaraciones que se citan como fuentes de información son eminentemente tramposas o amañadas.
Lo único que importa es defender mi idea, sin importar la realidad.
Sin embargo, eso no me pareció grave. Sin embargo, las familias tendemos a discutir y descalificarnos por el simple hecho de ser familia. Piel delgada y muchas emociones, lo típico.
Pese a esto, mi preocupación real surgió tras el anuncio de MORENA en que declaró que renunciaría a la mayor parte de su financiamiento público otorgado para el año 2020. Tras el conocerse esta acción pude percatarme que en las redes sociales se decían cosas más o menos de este tamaño: “el problema presupuestal del INE está solucionado gracias Morena; no sé porque tanto escándalo y dónde está el peligro para la democracia que tanto se mencionó” (obvio, uní varios tuits).
Estos tuits confundían la opinión personal con un hecho, también se descalificaba de un plumazo los datos que señalaban que el recorte del INE y demás organismos autónomos es un tema preocupante y con serias consecuencias potenciales.
De igual formase desplegaba una soberbia inquebrantable pues al señalar el error en esa declaración éste nunca se aceptó, por el contrario se habló de pellizcar el presupuesto ya otorgado y, como diría el baturro dibujado por Rius, ajo y agua.
Evidentemente el que lo sugirió no tenía claro que la discrecionalidad que sugería en el manejo del presupuesto es un acto que fomenta la corrupción e ilegalidad.
El error esencial de esa sugerencia consiste en pensar que se puede hacer las cosas basados en ocurrencias y por impulso. Que no existen leyes, normas y procedimientos que aseguran transparencia en el manejo del financiamiento público a partidos políticos y que, como si se tratara de un presidente de la época imperial priista, el INE podía decidir qué hacer con esa lana nomás por capricho.
En realidad, pensar así es confundir la gimnasia con la magnesia y el amor con las ganas de casarse. Es generar desinformación, pa´pronto.
De nuevo, si es una discusión familiar o de café se vale dejar que la víscera gane y no creer los datos u opinar sin fundamento legal, por puro empecinamiento.
Esto cambia cuando uno usa una red social o escribe/analiza/opina/editorializa/hace videos para un medio de comunicación y cuenta con cientos o miles de seguidores a los cuales se hace llegar ideas incorrectas, solo porque es nuestro punto de vista y queremos defenderlo. Pero la realidad se impone, no importa que choquemos tres veces los tacones de las zapatillas de rubí y digamos con fervor “no hay lugar como el hogar y no hay más verdad que la mía”.
Al afirmar con plena convicción cosas como “se arregló el presupuesto del INE” sin informarnos es renunciamos alegremente a nuestra responsabilidad social como comunicadores o formadores de opinión. Punto.
Y es que de acuerdo con el Artículo 41 constitucional y, de forma más específica, el artículo 25, inciso “n”, de la ley general de partidos políticos, el dinero que reciben los partidos como parte del financiamiento público anual puede ser usado únicamente en las actividades para las que se les entrega. Esto quiere decir que un partido puede gastar hasta el monto que la ley marca cada año y de forma programada o se les sancionará.
Sin embargo, si cualquier partido político decide renunciar al financiamiento público federal está en su derecho. Pese a esto, los millones que ya no usará no regresan al INE, sino a la tesorería de la federación la cual decidirá cómo se ocupa dicha cantidad de dinero.
El partido no puede desviar el uso de recursos a pesar de que así lo crean sus dirigentes (razón por la cual el INE ha aplicado cientos de multas durante años), tampoco puede donar dinero de forma directa a causas como el terremoto por sus pantalones y mucho menos puede quedarse con algún recurso destinado a un determinado el ejercicio anual una vez que se acaba.
De igual forma, se debe entender que el INE no recupera el dinero de los partidos para su uso ordinario ni extraordinario, aun cuando no se use o renuncien a gastarlo. El Instituto Nacional Electoral que se debe ajustar a lo que la cámara de diputados determinó en el PEF, con todas las afectaciones que esto pueda significar. Así de fácil.
En tiempos donde la polarización es la norma de todos los bandos políticos, tenemos que convertirnos en la excepción. El vox populi como fuente informativa es una forma sencilla de renunciar a la verdad y la reflexión, el camino fácil para caer en la borregada y volvernos loritos que repiten las consignas.
Mi invitación es para que dejemos de dar por hecho que la gimnasia es un mineral y la magnesia un deporte.
Informémonos y tras hacerlo emitamos una opinión validada por los datos y acorde con nuestras convicciones.
Sin importar si estamos a favor o en contra de algo o alguien, es la mejor actitud que podemos adoptar antes de emitir una opinión, aportemos al debate público.