¿Servirá la estrategia 'Alto al Fuego' en la CDMX?
Twitter: @RicardoSolano_
El gobierno de la Ciudad de México empezó a implementar la estrategia Alto al Fuego, conocida en Estados Unidos como Operation Ceasefire, en la alcaldía Álvaro Obregón, en concreto en las colonias Barrio Norte y Plateros. Esta estrategia para disminuir los homicidios tiene su origen en Boston, Massachussets, donde se empezó a aplicar en la década de los noventa con notables resultados. De acuerdo con Ulmenstein y Sultan, esta estrategia sostiene que los delitos violentos pueden reducirse drásticamente cuando las fuerzas del orden público, los miembros de la comunidad y los proveedores de servicios sociales se unen para interactuar directamente con pandillas para comunicar claramente:
1. El mensaje de que cualquier la violencia futura se encontrará con consecuencias claras, predecibles y ciertas.
2. Un mensaje moral contra la violencia por parte de representantes de la comunidad
3. Una oferta de ayuda para los que lo quieren dejar la pandilla.
Aquí está la parte medular de este tipo de estrategias, la respuesta de las agencias de seguridad tiene que ser creíble. En Boston, no solo participaron las agencias locales de seguridad, sino que fue un esfuerzo tanto de la ciudad como de la federación, de agencias de policía, de fiscales, de servicios sociales, académicos, activistas, incluso iglesias y miembros de la comunidad. Así, ante el mensaje de que cualquier homicidio que se diera a partir del llamado que se les hacía a las pandillas de dejar la violencia, iba a llevar toda la atención de las agencias de seguridad a esa pandilla era creíble tanto en el mensaje como en los hechos. Esto lo he dicho en otras ocasiones, las mejores estrategias para prevenir delitos es aumentar la probabilidad de que cualquier falta será castigada, sin importar la sanción de que se trate.
Así, implementar esta estrategia en la Ciudad de México se topa con un primer gran problema, el mensaje de la autoridad carece de credibilidad.En 2017, la Ciudad de México registró la tasa más elevada de actos de corrupción durante el desempeño de funciones de elementos policiacos, con 4,467 por cada mil policías, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENECAP) del INEGI. Además, de acuerdo con la ENVIPE 2019, no hubo ninguna consecuencia o resolución en más del 50% de las averiguaciones iniciadas en carpetas de investigación durante 2018. Me parece extraordinario que la Ciudad de México esté volteando a ver las mejores prácticas a nivel internacional en reducción de violencia. El problema que yo veo es que las condiciones de las agencias de seguridad en las ciudades estadounidenses donde se ha implementado la Operation Ceasefire distan mucho de las condiciones de las agencias de seguridad en México, principalmente en términos de confianza, credibilidad y corrupción. Esta estrategia se basa en que cualquier acto de violencia será no solo perseguido sino que la pandilla será objeto de persecución por parte de la autoridad, así se pasa a una forma de autorregulación de la propia pandilla. Probablemente, al ser solo dos colonias donde se inicie la estrategia será relativamente fácil mantener control sobre los cuerpos de seguridad que implementen la estrategia. Pero, las autoridades deben cuidar que cuando estrategia se expanda, no caigan en vicios de corrupción. Y eso solo lo pueden lograr con políticas paralelas para erradicar la corrupción de la policía de la CDMX. Sin esta condición, la estrategia habrá de fracasar.