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Diario de una socióloga
“Divide et vinces. (Divide y vencerás)”.
-Julio César.
¿Alguien podría tener la cifra exacta de todas las veces que AMLO ha hecho mención de la diferencia entre charios y fifís, durante sus conferencias matutinas? Lo dudo, sin embargo, creo que serían muchísimas. Es totalmente ridículo, concordante con su estrategia política: un discurso simplón y que gusta de martirizarse, de hacer empatía con los “desfavorecidos”.
No sé si siempre ha sido tan fácil dividir a la población del país pero, por ahora, lo veo excesivamente claro. Supongo que podríamos pensar en cosas como un partido de fútbol, el lugar de procedencia, o incluso, las particularidades gastronómicas (cof, cof… las quesadillas no necesariamente llevan queso, cof cof). Pero, ya en serio, tengo la impresión de que hoy más que nunca, estamos hipersensibles, intolerantes hasta del mínimo roce del pétalo de la rosa de la polémica y el disenso (elementos fundamentales de la democracia).
Yo no entendí bien la película ????????????… ¿Me explican?#FracasoFifi #MarchaPedorra pic.twitter.com/zTKcz2Kjca
— Pablo José Hope (@oceloxochitl_) December 2, 2019
Sé que me podrán tildar de conservadora (pft ni de broma), de derechosa (pft ni aunque mi vida dependiera de ello), de anti-AMLO (quizá, si no supiera que él sólo es un títere) y quería dejar esto claro antes de decir que, desde mi punto de vista, esa extrema intolerancia al otro (del tipo: si no estás conmigo entonces estás en mi contra) se ha agravado desde que el nuevo gobierno entró en funciones.
Hemos olvidado ese sabio dicho de tías y abuelas: “En la mesa no se habla ni de religión ni de política”. Hago mención de esto porque, una N cantidad de veces, he escuchado en diversas charlas, que hay muchas familias peleadas y divididas en bandos pro Andrés Manuel o, contra él. Para mí, es muy claro: no sabemos hablar de política. Quizá porque somos unos intensos, enganchados, pero sobre todo, R I D Í C U L O S.
Comprarle completito, el discurso al señor y creer que, los que “están con él” son los buenos, que son superiores moralmente, a los otros, los que no. ¿No es egoísta hacer énfasis en el “nosotros” y “los otros” una y otra vez, estando el país tan hostil, tan sumido en la violencia y a poca distancia de una paranoia social incontrolable (véanse el incremente en los casos de linchamiento y actos de justicia por propia mano)?
Hasta cuándo, amigos, nos vamos a dar cuenta de que, NO HAY SANTOS EN LA POLÍTICA, que no vale la pena jurarles lealtad porque, al final, ellos tienen una fecha de caducidad de 6 años y, pasado ese tiempo, poco les importará la situación en la que dejen el país.
Es urgente que dejemos de pelearnos, por qué persona es mejor por seguir a cierto partido político, o peor, a cierto personaje. Discusiones como estas, no nos llevaran a nada, porque todos, todos, tenemos una cola que nos pisen.
Es claro que el Estado está rebasado en muchas cosas, en tanto nosotros, población civil, tenemos que ser conscientes de esos aspectos que el gobierno no podrá resolver, necesitamos hacernos responsables, organizarnos y resolver. La organización de la sociedad, no será posible si seguimos encontrando nuestras diferencias, en lugar de buscar los puntos de coincidencia.