Las víctimas, ausentes

viernes, 8 de noviembre de 2019 · 02:00
Twitter: @CLopezKramsky Desde hace casi un mes, los medios de comunicación y las redes sociales tienen como tema principal el fracaso de la estrategia de seguridad del Gobierno Federal, evidenciado por el fallido operativo de Culiacán. El presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo encargado de la seguridad pública tuvo casi un año de gracia en el tema, lapso en el que, a pesar de que había voces que señalaban que la estrategia de “abrazos, no balazos” desencadenaría irremediablemente en una tragedia, fueron acalladas argumentando que era muy poco tiempo para ver resultados de las nuevas directrices. La luna de miel ya se terminó. Actualmente estamos presenciando el escenario terrible que se pronosticó desde un inicio, pero hay algo aún más grave: en ese entonces se hablaba del fracaso de la estrategia, hoy podemos afirmar que:
El fracaso se debe a que no existe una estrategia ni un plan en materia de seguridad pública.
El Gobierno Federal simple y sencillamente parece estar reaccionando a acontecimientos mediáticos y no voltea ni a ver a los hechos de sangre que no alcanzan los reflectores, pero que han dejado alrededor de 30 mil personas asesinadas de manera dolosa en 2019. Si no existe un plan para disminuir la inseguridad y, por el contrario, las fuerzas de seguridad pública federal se repliegan, el resultado es obvio y evidente: hay un aumento drástico en los índices de inseguridad y en la comisión de delitos, en especial de alto impacto. Esto, y las cifras que lo demuestran, se ha repetido hasta el cansancio, sin embargo, el presidente López Obrador insiste en que su estrategia (cualquiera que ésta sea) está funcionando y que no van a cambiarla. Pero hay un aspecto de este doloroso fenómeno que casi no se ha explorado: las víctimas. Si el presidente y su gabinete de seguridad solo atienden hechos violentos altamente mediáticos, pues es obvio que las víctimas de esa violencia no tienen cabida en el discurso gubernamental. Con esto no quiero decir que la atención a las víctimas haya sido brillante en el pasado, al contrario, este tema siempre ha tenido una muy deficiente implementación, pero este año ha sido particularmente atroz, pues además de las difíciles condiciones de inseguridad que privan en el país, hay que sumar la incertidumbre y poca eficacia que cunde en las instituciones creadas para atender y defender a las víctimas. Ser víctima de delito o de violaciones a derechos humanos implica luchar contra la inseguridad, contra el sistema de procuración y administración de justicia y, además, batallar contra las instituciones descabezadas que deberían atenderla. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) está sin titular desde junio de este año, mientras que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) está en vilo -hasta el momento de redactar esta columna-, pues MORENA, el partido del presidente de la República, pretende imponer a una persona cercana a él, ex candidata de dicho partido. Sin instituciones sólidas que atiendan a las víctimas va a ser muy difícil que éstas puedan defender sus derechos. Es claro que el presidente y su gabinete no van a cambiar su estrategia de seguridad y, en consecuencia:
Las víctimas de delitos y de violaciones a derechos humanos se van a seguir multiplicando.
Ante esto, ¿hay algún plan o estrategia del Gobierno Federal para atender a estas víctimas? La respuesta parece sencilla: No, no lo hay y bastan un par de ejemplos para comprobarlo. ¿Cuántas víctimas derivadas de las matanzas en el sur de Veracruz; de la explosión del ducto de PEMEX en Tlahuelilpan; de los enfrentamientos en Aguililla, Michoacán; de las balaceras en Culiacán durante el fallido operativo para arrestar a Ovidio Guzmán López; del desabasto de medicamentos para menores que padecen cáncer o, del barbárico ataque a la familia LeBarón, han sido inscritas en el Registro Nacional de Víctimas o han recibido una reparación integral? ¿Cuántas de ellas están siendo atendidas por la CEAV? ¿En cuántos de esos casos la CNDH ha emitido recomendación? Cualquier respuesta arriba de cero es incorrecta. Y si esos son los casos mediáticos:
¿Qué esperanza tiene el resto de las víctimas en este país?

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