El caos después de la tormenta

miércoles, 6 de noviembre de 2019 · 02:01
Twitter: @MauricioAceves En los conflictos modernos, el resultado de las batallas ha definido la historia, pero son las traiciones y las alianzas las que han decidido a los vencedores; esta ha sido la historia de la guerra en Siria y seguirá siéndolo. Siria se ha visto a sí misma desangrarse y empobrecerse a medida que la guerra civil se expandía a lo largo de su territorio, no hubo marcha atrás cuando las corrientes extremistas de ISIS y Al Qaeda -entre otras- surgieron cerca de la frontera con Iraq (2014) y cuando los intereses geopolíticos se apoderaron de la motricidad del conflicto interno. La cronología de la guerra en Siria, desde su inicio hasta sus últimos días, ha sido guiada por la inercia de la geopolítica internacional, siendo el multilateralismo un afluente simbólico. El avance de Turquía tras su operación militar en las inmediaciones de la frontera siria tiene por lo menos tres interpretaciones no excluyentes, cuya discusión, más bien radica en el lugar de importancia que ocupan. La primera se relaciona a las necesidades de las políticas internas en Ankara que buscan evocar nacionalismos y a invocar alertas en la seguridad nacional para disfrazar vulnerabilidades electorales, apuesta acertada cuando se cuenta con mayoría electoral con espíritu  beligerante; la segunda, como una estrategia planeada para sofocar movimientos separatistas kurdos que por 100 años han estado latentes; la tercera, no permitir una continuad cómoda para el régimen sirio y sentarse a la mesa con Rusia previamente a la reconfiguración post guerra civil. Se dice en el mundo de la Inteligencia y en el de la geopolítica que no hay cortes limpios, los daños colaterales tarde o temprano son visibles. El ajedrez turco y las escaramuzas fronterizas podrían contraer algunos reveses para la región en el mediano plazo. Rusia se ha convertido en la voz de mayor autoridad en la región tras la retirada –tal vez estacional- de Estados Unidos, esto ha limitado el movimiento turco y lo desfavorece ante el Gobierno Sirio. La intervención aumenta la desconfianza entre Turquía y la OTAN hasta niveles históricos. La operación “Manantial de Paz” agravará la crisis migratoria, que desde hace años se ha convertido en un desastre humanitario imposible de gestionar debido al estado de guerra y a un ecosistema densamente poblado de tensiones. La inestabilidad derivada por la intervención turca podría generar el resurgimiento parcial de grupos extremistas o la creación de nuevos. El terrorismo, así como la criminalidad, se gesta en el caos del mundo, cuando la propia historia hereda guerra y descomposición, conjugados con facilitadores emocionales como el miedo, la humillación y odios étnicos y sectarios, las regiones se convierten en semilleros de riesgos y amenazas. Tierras fértiles para que nuevas violencias emerjan y para que los extremismos vuelvan a andar. La tormenta se va, pero la calma no llega.

Otros Apuntes…

En las últimas semanas la agenda mediática internacional ha sido dominada por una ola inestabilidades que han inundado la mayoría de las latitudes del planeta (Venezuela, Bolivia, Egipto, Ecuador, México, Iraq, Líbano, Hong Kong, Chile, Nigeria, etc.), todas ellas de naturalezas distintas pero relacionadas a crisis de gobernanza y a la violencia. De no tratarse de un fenómeno estacional, esta serie de inestabilidades vistas como un todo podrían generar espirales de riesgos mayores. Letra de otra página en Gluc sin duda.

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