Twitter: @JesusFraRom
Por más de un siglo, México ha tenido una doctrina política clara de conciliación y buena recepción a refugiados políticos. No es algo nuevo. No es algo que deba escandalizarnos. El último ejemplo es el refugio que le dio a Evo Morales, hoy ex presidente de Bolivia, que llegó el pasado martes 12 de noviembre a nuestro país.
Pero…¿por qué a nuestro país?
Más allá de la ideología de izquierda o derecha que uno pueda tener, el asilo de Morales es un cordón de seguridad para el continente americano. Vayamos por partes.Cuando el canciller Marcelo Ebrard anuncia la complejidad para traerlo a México, entendemos la configuración política de los países vecinos (y no) de Bolivia).
El piloto que fue por #EvoMorales ha sido ascendido de puesto ?https://t.co/8qvaUKLthL
— Gluc (@GlucMx) November 15, 2019
Perú sí dejó pasar de ida al avión de la Fuerza Aérea Mexicana. De regreso, no. Ecuador les dijo que no podían transitar por su espacio aéreo, sino rodearlo. Ni Argentina ni Venezuela hicieron mención alguna sobre el sinuoso viaje que emprendió Evo desde Cochabamba.
De Chile ni hablamos, con un Sebastián Piñera contra las cuerdas y quien podría correr la misma suerte que el hoy ex primer mandatario de Bolivia.
Así, México encapsuló al líder de un movimiento que pudo haber contagiado a una amplia región de Sudamérica que en meses, incluso semanas, habría reconfigurado el mapa político de una parte de nuestro continente que se ha caracterizado por movimientos sociales, en los que se mezclan ideologías y armas.
El meollo del asunto es el descontento social con la clase política. De esas clases medias que hoy no entienden qué sigue. Pero en el caso de Bolivia hay algo más y es esa reticencia a la sucesión y la falta de preparación de cuadros o de un modelo caduco que se había vuelto insostenible.
Llama la atención que Donald Trump ha mantenido un silencio “curioso” sobre el tema. Aunque celebró que Evo Morales haya dejado la presidencia de Bolivia, nunca criticó a México por la decisión de darle asilo político. Fue mesurado. ¿Estrategia política o es que está más preocupado por una posible destitución?
Dicen que a los amigos cerca y a los enemigos más. Y hay una hipótesis: que más allá que Trump y el Gobierno de Estados Unidos haya colaborado para dar un “Golpe de Estado”, sí, así con comillas, lo hicieron para bajar la tensión en la región y no ver una desbandada presidencial.
Para México, este movimiento, geopolíticamente hablando, lo deja como un actor en la región que podría ayudar a garantizar la paz en Centro y Sudamérica. En la primera lo ha hecho de forma magistral con el combate a la migración ilegal. En la segunda, sacó/encapsuló a una persona que pudo haber reconfigurado el panorama político del continente.
Desafortunadamente, Bolivia se debate entre el rescate a la democracia y la lucha de los indígenas por recuperar, o mantener, esos cotos de poder que gracias a Evo Morales habían ganado. Van 21 muertos y no se ven elecciones presidenciales en puerta.
Evo mató la democracia que él mismo refundó.