Una Piedra en el camino

lunes, 18 de noviembre de 2019 · 02:01
Twitter: @UZETASUM La llegada de Rosario Piedra Ibarra a la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos estuvo plagada de irregularidades de forma y de fondo, lo que le resta legitimidad y autoridad moral a la nueva ombudsperson. Lo ocurrido en el Senado de la República es una mala noticia para la defensa de las garantías fundamentales en México, no sólo por las dudas que existen sobre el perfil de Rosario Piedra, sino por lo accidentado del proceso de su designación. Quedó demostrado que Morena, partido en el poder, está dispuesto a utilizar cualquier método, por irregular que éste sea, para complacer al titular del Poder Ejecutivo, quien, desde el principio manifestó que su deseo era que Rosario Piedra Ibarra se convirtiera en la titular de la CNDH.
El procedimiento que se siguió en el Senado no dejó a nadie satisfecho.
Las dudas sobre la limpieza del proceso sembraron la discordia entre la mayoría morenista y los partidos de oposición, particularmente el PAN. Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, mintió desde el principio con el objetivo de ganar tiempo y lograr la unción de la elegida del presidente López Obrador. El largo y retorcido colmillo político de Monreal, esta vez se atoró con su mal manejo de los números, y este mal cálculo propicio que se echara para atrás después de haber prometido que el proceso de elección sería totalmente repuesto para evitar cualquier duda sobre su limpieza. Al igual que el resto de los morenistas, Monreal salió muy mal parado de esta elección. Su palabra quedó en entredicho y las maromas a las que recurrió para cumplir el capricho de su jefe político, seguramente le traerán muy pronto dolores de cabeza de gran intensidad.
Por su parte, la nueva titular de la CNDH llega sin autoridad moral alguna.
Su evidente militancia partidista, como integrante de Morena, genera serias dudas sobre la legitimidad de su nombramiento. Esto propicio reclamos y las renuncias de varios consejeros de la CNDH, ante lo que consideraron una imposición. Lo cierto es que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se ha visto seriamente afectada por este proceso. De ahora en adelante, sus investigaciones y recomendaciones serán analizadas con lupa, ya que tendrán un fuerte componente partidista, lo que les restará credibilidad y eficacia.
Adiós a la etapa de una Comisión que servía como vigilante y contrapeso de las acciones del poder.
Ahora, la CNDH quedó reducida a una dependencia más del Ejecutivo que servirá de comparsa de sus decisiones o, incluso, de tapadera del gobierno de la 4T. Una Piedra en el camino ha dado al traste con esta instancia cuyo objetivo principal era evitar cualquier violación a los derechos fundamentales de los mexicanos ante las acciones del poder.

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