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Brindar asilo político, es llevar a cabo el cumplimiento de un derecho humano para proteger a una persona que es perseguida políticamente, el caso de Evo Morales permite una importante reflexión en torno la perpetuación en el poder. Y que hacer bien las cosas como gobernante y dar resultados no es una condición que avale la perpetuación de la imagen personal como presidente.

Los países latinoamericanos se han caracterizado por sus luchas para lograr la democracia, los golpes de Estado que poco o nada favorecen a la construcción institucional de un régimen democrático sano, sino más bien presentan rasgos de una democracia desdeñable y enferma.

Lo que ocurrió en Bolivia con Evo Morales es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer en el poder, no es sano perpetuarse y el hecho de dar buenos resultados no justifica el hacer maromas constitucionales para construir condiciones a modo para “reelegirse”.

Sí, en política es válido tener aspiraciones a largo plazo y me refiero a los grupos de poder, a los proyectos políticos que pese a los años buscaran que su visión de nación prevalezca pero para concretarlo no se hace lo contrario a lo que indican los valores democráticos, los grupos políticos deben preparar a nuevos cuadros, personas que sigan esa visión.

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Tampoco creo que una intervención militar, un golpe de Estado o un golpe cívico sea lo idóneo en una democracia, como lo dicta la memoria colectiva en Latinoamérica, un golpe de Estado es cuando los militares se organizan para destituir de manera directa a un presidente electo. Vuelvo al punto aquí lo que es violentado es la democracia, que en América Latina es tan endeble aún.

Porque para destituir a un presidente también se requiere seguir las reglas democráticas de cada país, si como Estado no se respetan los marcos normativos y las vías jurídicas para llevar a cabo los procesos. Estamos hablando de una crisis visible hacia el respeto por la democracia como forma de gobierno.

Las fuerzas armadas, jamás deben suprimir el poder político legítimo, pero el poder político jamás debe violentar los valores primigenios de la democracia. Recuerden amigos, todos los cargos políticos son temporales, y es mejor salir por la puerta de enfrente y la dignidad en alto, porque para hacer historia se necesita ser demócrata de corazón.