Twitter: @AlfiePingtajo

En octubre de 2014 tuve la oportunidad de irme a vivir por un periodo de 3 años y 8 meses a la Ciudad de México, antes Distrito Federal. Siempre fue mi sueño vivir allí y me puse como meta visitar la mayor cantidad de museos posibles, conocer el mayor número de teatros y asistir a casi todas las ediciones de las Ferias de Libro más importantes que se realizan en la Ciudad de México: Minería, FILIJ, Zócalo y Fiesta del Libro y la Rosa.

Puedo sentirme orgulloso, pues cumplí las metas que me tracé.

Durante muchos años la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) se realizó en las instalaciones del CENART, haces unos años decidieron moverla al Parque Bicentenario, pues el espacio resultaba insuficiente para cubrir la gran demanda de participantes y asistentes a dicha Feria. Y al mismo tiempo, llevaban un evento cultural a una zona muy abandonada en dichos temas. Era un ganar-ganar.

El Parque Bicentenario me pareció un lugar espectacular para mezclar libros y naturaleza. Uno podía ir a visitar el parque y aprovechar para recorrer los stands o al revés. Los espacios destinados para cada editorial eran bastante dignos, la circulación era amena y la oferta editorial era buenísima. No te alcanzaba un día para recorrer adecuadamente la Feria y además asistir a eventos, necesitabas al menos dos días. Los niños podían tomarse fotos con las letras de la FILIJ y los personajes que creaban para dicha Feria. El Programa que te repartían era asombroso, pues -además de traer las actividades de toda la Feria- te señalaban los eventos claves o destacados y podías encontrar un mapa que te decía dónde se ubicaban todas las editoriales participantes.

Para quien ha ido a FIL-G y fue a las anteriores ediciones de la FILIJ sabrán, como yo, que en temas de logística, imagen y programación el nivel era similar. Además de que se cubrían muy bien a los dos tipos de públicos al que está enfocada la Feria: infantil y juvenil. Y en verdad, había presencia de editoriales internacionales enfocadas a dichos lectores.

Este año las cosas cambiaron y la tristeza y decepción es profunda e indignante.

El primer error fue de Alejandra Frausto al permitir que la DGP desapareciera para adherirse al FCE, es como si la Secretaría de Cultura hubiera renunciado a la tarea de difundir y promover la lectura. La Coordinación Nacional de Literatura del INBAL se quedó sin el vehículo para publicar a las nuevas voces que no tienen cabida en las grandes editoriales. Luego al no tener una DGP en Cultura Federal, ésta se queda sin extremidades para tener una adecuada injerencia en la logística de las Ferias de Libro, sobre todo de la FILIJ que dependía -prácticamente en su totalidad- de la Secretaría de Cultura en coordinación con el FCE.

La edición 39 de la FILIJ es apenas un 40% de lo que fueron las anteriores.

Una programación muy baja, una presencia editorial muy pobre, un programa impreso impráctico y mal diseñado, un stand del FCE exhibiendo muy poco y con demasiados títulos repetidos (tampoco es que existieran descuentos muy atractivos). En fin, le pusieron en la madre y da coraje. Sin olvidar que se deshicieron de mucho personal que conocía a fondo la FILIJ y que le tenía un cariño inmenso. Las redes fueron testigo de la campaña que existió en defensa de la FILIJ (#LaFilijLaHicimosTodos), debido a una descalificación desafortunada que hizo Paco Ignacio Taibo II tanto al personal como a la misma FILIJ.

Si se cree que el tema de lectura se va a combatir sólo bajando los precios, algo estamos entendiendo mal. El espectro bajo el cual se hacen o no los lectores es amplio y no siempre tienen que ver con los costos. Si ciertos funcionarios no alcanzan a entender los alcances de la FILIJ, entonces están entendiendo muy poco o nada.

Me gustaría que personalidades de la talla de María Baranda, Martha Riva Palacio, Juan Villoro, Francisco Hinojosa, Alberto Chimal, Raquel Castro, Ana Romero, Toño Malpica, Ricardo Chávez Castañeda, Mónica B. Brozon; entre otros, le explicarán al director del FCE lo que significa trabajar y escribir para niños y jóvenes, y por qué es y era esencial mantener el nivel que venía manejando la FILIJ.

¡Cuánta falta le está haciendo Socorro Venegas al FCE!