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La gobernabilidad en España ha encontrado luz al final del túnel. Las elecciones generales del pasado domingo vinieron precedidas por una agobiante tensión política y un desasosiego social en una de las economías mas prosperas del mundo.

La voluntad ciudadana en las urnas ha obligado al ganador de la contienda a pactar con otra fuerza política para alcanzar la mayoría y gobernar en coalición. El PSOE -liderado por el presidente de gobierno, Pedro Sánchez-, obtuvo 120 escaños de 350 en total, en el Congreso de los Diputados. Para tener la mayoría absoluta requería de 176. Lo anterior ha obligado al presidente Sánchez a aceptar una coalición con Unidas Podemos (UP) que obtuvo 35 diputados, en donde el dirigente de esta formación, Pablo Iglesias, fungirá como vicepresidente de un gobierno de coalición denominado progresista por ambas partes.

Cabe recordar que si dicho pacto se hubiese alcanzado después de las primeras elecciones del 28 de abril cuando no se llegó a un acuerdo entre ambas formaciones políticas y que derivó en un bloqueo político que exigió nuevos comicios-, no hubiese sido necesario llamar a los ciudadanos una vez más a las urnas.

Pero el hubiera no existe y por tanto en esta ocasión los actores políticos han preferido apostar al diálogo y la apertura, y optar por dejar atrás cualquier reproche y superar un bloqueo fatigante.

En razón de la aritmética electoral, es preciso decir que aun faltaría convencer a otros partidos políticos pequeños como Más País, Partido Nacionalista Vasco (PNV), Bloque Nacionalista Galego (BNG), Teruel Existe y otros, para formar gobierno.

Es muy probable que a esta alianza PSOE-UP de 155 diputados puedan sumarse 7 diputados del PNV, 3 de Más País, 2 de Teruel Existe y uno del BNG. En total sumarían 168 escaños.

No obstante, para que Sánchez sea investido presidente de gobierno, se necesitan varias abstenciones.

Se prevé que 13 diputados de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de 5 de la formación Bildu lo hagan, lo que abre paso a una nueva oportunidad de formar gobierno.

Este pacto tiene raíces y antecedentes. El año pasado fueron estas mismas fuerzas políticas las que apoyaron la moción de censura contra el expresidente Mariano Rajoy -emanado del Partido Popular– que permitió a Sánchez ocupar el palacio de La Moncloa.

El día de ayer, Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) han firmado un documento con las bases del preacuerdo, el cual persigue explícitamente “garantizar la convivencia en Cataluña” con el propósito de “fomentar el diálogo” y “fortalecer el Estado de las autonomías”.

Ambas formaciones se han comprometido en el documento suscrito que el gobierno de coalición “situará a España como referente de la protección de los derechos sociales en Europa” y “asumen el compromiso en defensa de la libertad, la tolerancia y el respecto a los valores democráticos”.

Como guía de acción de gobierno, los ejes prioritarios son: Consolidar el crecimiento y crear empleo, luchar contra el cambio climático, fortalecer y apoyar a las PyMEs, políticas feministas y justicia fiscal, entre otros.

Bien dicen que “las cosas importantes no siempre se consiguen a la primera”. Lo que si resulta relevante añadir es que en las democracias –particularmente en sistemas parlamentarios–  cada vez es más difícil obtener mayorías suficientes para formar gobierno. Ello obliga a negociar y pactar para desbloquear procesos de investidura y garantizar la gobernabilidad y paz social. Esa ha sido la voluntad ciudadana de los españoles en las elecciones.

Finalmente, la clave para tener una democracia sólida está en acatar las reglas del juego democrático y respetar en todo momento al encargado de organizar elecciones.