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“Machete para el machote”.
-Consigna de protesta.
Martes 29 de octubre, 13.20 hrs. Escuela Nacional de Antropología e Historia, Cuicuilco, CDMX, México.
Tenía algunos minutos de haber salido de clase. Estaba esperando a una amiga, que estaba por hacer un trámite, en una de las oficinas de la escuela.
Estábamos charlando cuando, en la lejanía, comenzaron a escucharse unos gritos, como una especie de trifulca. Cada vez se hacían más cercanos, mas ruidosos, amplificados por el eco delos pasillos entre los edificios. Al fin, el barullo ya estaba a la vista.
Un grupo de mujeres recorría salón por salón y oficina por oficina, gritando lo siguiente:
“Paro de mujeres, afuera los hombres. Todas vestidas de negro, encapuchadas y pregonando la consigna anterior acompañada de una tunda de groserías”.
Me dejo en shock por completo. La escena era como una pesadilla, irreal y sin sentido. La cara de los hombres era de desconcierto y temor, porque además, alguna de estas mujeres portaban inmovilizadores eléctricos, que usaban como amenaza para aquellos hombres que reclamaban.
Nunca he simpatizado con grupos radicales porque me parecen absurdos. Siempre he creído que la radicalización reduce a sus adeptos, a lo mismo que confrontan. Me gusta explicar esto como una metáfora, como la persona que se pelea con su reflejo en el espejo.
Me parece aberrante que ese grupo de mujeres que tomó la ENAH aquel día, se asuma como feministas.
Ese día la ira y la frustración me recorría de pies a cabeza. Les quería gritar que no eran feministas, sino un remedo de machistas pero con vagina, que eran una vergüenza para la historia del feminismo y las luchas conquistadas. De que iba a servir que las enfrentara, a intentar dialogar con la sinrazón que las guía y sobre todo, a exponerme a que me llevara un ataque con taser.
No concibo coherencia alguna en un discurso “feminista” que repudía y excluye por completo a los hombres, no puedo creer que se comporten de la misma manera que los hombres machistas. ¿No ha sido suficiente la enseñanza de la historia sobre el fracaso de excluir ciertos colectivos y pretender erigirse como superiores?
Sin duda, la violencia es la primera reacción que surge en estos contextos de confrontación; lo más fácil es dejarnos llevar por ese rush de agresión sin embargo, es la opción que más nos aleja de una solución.
Esa manera de “protestar” lo único que hace es demeritar las causas: la atención a denuncias por violencia de género, la inequidad entre mujeres y hombres, el acoso. Ser ciegas y ciegos ante el contexto social y actuar de esa forma sólo ha logrado darle armas a las personas misóginas, a la ideología machistas. Es lamentable.