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Actos de poder

El domingo se registró un nuevo capítulo en donde dos grupos pelean el poder por el poder.

Las protagonistas de la lucha fueron Yeidkol Polevnsky, presidenta en funciones de MORENA y Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional de ese partido. El motivo: la renovación de la dirigencia nacional a la cual ambas aspiran.

La empresaria Polevnsky anunció la suspensión del consejo nacional citado para el 10 de noviembre y que, una semana después, el 17 de noviembre, tendría que reunirse para determinar un cambio de estatutos y que la elección de la dirigencia nacional se hiciera mediante una encuesta, método propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Del otro lado, la presidenta del Consejo Nacional, Bertha Luján y sus aliados citaron para el 24 de noviembre para nombrar a una dirigencia interina y así dejar fuera a Polevnsky, de toda posibilidad de dirigir el proceso de elección.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la convocatoria para elegir consejeros y dirigentes de MORENA al encontrar que el padrón de militantes estaba viciado.

Polevnsky asegura que el ex secretario de Organización de su partido, Gabriel García, fue quien no entregó un padrón confiable de militantes de MORENA. García es el coordinador de los súper delegados y tiene a su cargo la entrega de los programas sociales del gobierno federal.

El pleito entre Luján, a quién le achacan cercanía con Gabriel García, y Polevnsky está llevando a MORENA a una crisis de identidad y credibilidad. Su lucha fratricida por alcanzar los cargos políticos deja mal parado al movimiento que llevó a López Obrador a la presidencia.

Los dos candidatos restantes para dirigir MORENA están en el limbo. A Mario Delgado no lo dejaron participar en la asamblea distrital en la que buscaba ser electo consejero para aspirar a la dirigencia. Alejandro Rojas, operador político de Ricardo Monreal, tiene suspendidos sus derechos partidistas.

En conclusión, la disputa entre Luján y Polevnsky tiene a MORENA convirtió a MORENA en un PRI, en un PAN o un PRD en el que las disputas por los cargos partidistas solo provocan el descrédito ante los electores.

La Letrina. Todo comenzó con la intención de reelegirse una vez más. Después, en el conteo de votos se les cayó el sistema. Eso dio paso a la protesta ciudadana y todo junto fue el mejor pretexto para un golpe de Estado. Bolivia está incendiada por la ambición de uno para perpetuarse en el poder y la necesidad del neoliberalismo de parar de una vez por todas, el ansia de los pueblos latinoamericanos de ver a sus países lejos de la desigualdad lacerante que les fue impuesta desde hace más de tres décadas.