La reducción de daños y los usuarios de drogas como agentes de cambio

lunes, 7 de octubre de 2019 · 02:21
Twitter: @jonasartre

Es quizá la prohibición global de ciertas drogas, uno de los esquemas de política internacional más ineficientes y con un mayor número de efectos no intencionados, sobre todo con resultados negativos en las personas que las usan y sobre las personas que de alguna manera u otra se inmiscuyen en las distintas fases de sus mercados ilícitos.

Dentro de las consecuencias no intencionadas mas graves, la literatura y la evidencia muestran una falta de acceso a la salud de ciertos usuarios de drogas, así como la proliferación de epidemias derivadas de prácticas no seguras como la transmisión de Hepatitis C y VIH entre usuarios de drogas inyectables.

En este orden de ideas, según la organización internacional Harm Reduction International Association con base en Londres define: "la reducción de daños se refiere a políticas, programas y prácticas que apuntan a reducir los daños asociados con el uso de drogas psicoactivas en personas que no pueden o no quieren dejar de hacerlo, las cuales se comprenden como personas autónomas y con alta proactividad".

En un principio, la reducción de daños solía asumirse válida como una estrategia de salud exclusivamente para personas usuarias de drogas inyectables, en la actualidad este término se ha flexibilizado y organismos como la Organización de Estados Americanos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU han reconocido que, también alude a los cambios en las prioridades de políticas para lograr la reducción de los daños relacionados con el mercado ilícito y con la aplicación de las leyes vigentes sobre drogas, como la violencia, la corrupción o el deterioro ambiental, sin que ello implique necesariamente la reducción del mercado.

De acuerdo con esto, y reconociendo que todo uso de drogas puede representar riesgos, sin que necesariamente sean un problema de salud, este tipo de medidas y estrategias intentan procurar el más alto nivel posible de salud física y mental a través de medidas que impacten en mejorar los hábitos de salud de la población en general y de las personas usuarias de drogas en particular, dentro de la evidencia contundente de efectividad de estas estrategias se encuentran por ejemplo, los programas de intercambio de jeringas, el testeo de drogas, los sitios de inyección supervisada, programas de sustitución con metadona y la disponibilidad de antídotos para casos por sobre dosis como la NALOXONA.

Por esta razón, es imprescindible que en México se identifiquen las áreas de oportunidad y fortalecimiento institucional, así como esquemas de participación de la sociedad civil con organismos de salud y gubernamentales para aplicar con urgencia este tipo de medidas, que de no hacerlo podría haber una crisis en el sector salud en el corto plazo debido a la proliferación de consumo de sustancias como la metanfetamina, la heroína y fentanilo en algunas zonas del país.

En virtud de ello, la semana pasada se llevó a cabo en la ciudad de Monterrey Nuevo León el segundo encuentro de Reducción de Daños, organizado por distintas organizaciones civiles Y coaliciones de colectivos como la Red Mexicana de Reducción de daños, donde hubo ponencias y conferencias con los principales especialistas del tema. En este mismo contexto, se publicó el número especial de la Revista Salud Mental perteneciente al Instituto Nacional de Psiquiatría, un dossier temático sobre reducción de daños con  evidencias técnicas y empíricas sobre la implementación de esta estrategia en el territorio nacional principalmente entre usuarios de drogas inyectables.

A manera de conclusión habría que mencionar que de seguir esta agenda de transformación paulatina a nivel institucional,  se  podría desembarcar en buen puerto, con este tipo de nuevas aproximaciones de política y de salud pública poniendo en el centro la autonomía y responsabilidad de personas que usan drogas, sus entornos y comunidades,  en beneficio de la sociedad mexicana en general , señalando que:

"la reducción de daños se basa en el principio de que los usuarios de drogas, más que la sociedad, son los principales agentes de cambio en la reducción de daños derivados de su consumo".

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