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El 26 de abril de 2016, Diputados del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, presentaron la “Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Salud, para reconocer las cualidades terapéuticas de la cannabis y establecer incentivos para fomentar investigación y la producción de suplementos alimenticios hechos a base de cannabis no psicoactivo”; acto que abrió brecha para la reflexión en torno al tema de la legalización de cannabis en México, así el 09 de septiembre de 2019, la Mesa Directiva de la LXIV Legislatura del Senado de la República, acordó rectificar el turno de las iniciativas presentadas, a las Comisiones Unidas de Justicia, de Salud y de Estudios Legislativos,  para su análisis y dictamen, con el  objeto expedir la Ley General para la Regulación y Control de Cannabis.

La iniciativa propone establecer los lineamientos a seguir por las instituciones garantes del derecho a la salud, de acuerdo a los principios de dignidad humana, disponibilidad y accesibilidad, preponderando la no discriminación y el acceso a la información; lo cual reconoce y protege el derecho del individuo a adoptar sus propias decisiones en relación con el uso del cannabis.

La pregunta constante ante este debate ha sido: ¿Por qué legalizar?

Entendamos como legalización el acto tendiente a conferir al uso de cannabis el estatus de legal, partiendo de la premisa de que la laguna de la ley en México respecto de ello, ha permitido la estigmatización de la planta, el señalamiento de los usuarios de sus componentes y el desconocimiento de sus propiedades.

Legalizarla implica que aquello prohibido ahora será  permitido por la ley, por ende el delito o infracción deja de existir.

Y ante este panorama ¿qué nos espera?

Tal vez, en el mejor de los casos, entender que si bien el exceso en el uso recreativo de la marihuana puede llegar a ser perjudicial, al igual otras sustancias actualmente permitidas, el uso medicinal de Cannabis supone alivio para personas que padecen distintos trastornos. En la actualidad sus efectos anticonvulsivos han resultado para regular diferentes tipos de crisis, existen testimonios de individuos con Parkinson cuyos temblores se han reducido, se ha comprobado su efecto analgésico, y su resultado en el tratamiento de padecimientos relacionados con la motricidad y el sistema digestivo, propiedades que hacen que desde la antigüedad haya sido utilizada de forma medicinal para el tratamiento de numerosas dolencias, es evidente que en la actualidad el empleo de sus consumidores de manera recreativa ha provocado reacción negativa ante su utilización, limitando su uso o prohibiéndolo de manera definitiva.

Sin embargo, el país está viviendo un cambio en dicha opinión, la necesidad de pasar de la prohibición a su regulación como mecanismo de prevención y control, parte de la reflexión respecto de su uso terapéutico y representa la necesidad de la participación de profesionales de diferentes disciplinas, la correcta información del ciudadano para hacerle partícipe en la toma de decisiones en materia de salud pública y el respeto al paciente  para ser advertido sobre las repercusiones de los procedimientos de pronóstico, diagnóstico y tratamiento que se le apliquen, así como los tratamientos alternativos que existen, con lo cual se respeta su derecho a decidir sobre su salud, su cuerpo y su propia vida.