La maniobra para garantizar democracia sindical auténtica

martes, 29 de octubre de 2019 · 02:01
Twitter: @gerardohdz_p Sobre la mesa

El plazo está cerca de agotarse, los sindicatos tienen hasta diciembre de este año para adecuar sus estatutos a la Reforma Laboral del 1 de mayo. Es decir, adoptar el voto libre, secreto, personal y directo para elegir a sus dirigentes.

Sin embargo, mucho se ha insistido en los tiempos para cumplir con el nuevo modelo de democracia sindical e incluso, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha iniciado talleres para sensibilizar a los sindicatos y apoyarlos en la transición, pero ¿qué pasará con las organizaciones que no adecuen sus estatutos?

Platicamos con el subsecretario de Trabajo, Alfredo Domínguez Marrufo, para responder esa duda. La respuesta es clara, los sindicatos que no incluyan el voto libre, secreto, personal y directo podrán ver declarada la nulidad de sus elecciones realizadas después de la reforma constitucional de 2017.

Claro está, para declarar nula las elecciones sindicales hay un candado, pues sólo pueden ser los trabajadores los que soliciten la nulidad ante las Juntas de Conciliación y Arbitraje o bien, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, cuando entre en funciones.

Esta es la maniobra para garantizar la democracia sindical auténtica en la que tanto se ha insistido con la reforma laboral. Nótese que las autoridades laborales no intervienen en ningún momento.

Por el contrario, este recurso es una muestra más del empoderamiento que tendrán los sindicalizados para elegir a sus dirigentes o decidir quién continúa al frente de las organizaciones.

Pero la nulidad de las elecciones – sólo las celebradas después de 2017 – no es la única maniobra prevista, los propios trabajadores pueden demandar que el sindicato adecue sus estatutos cuando obstaculicen la participación democrática; por ejemplo, los períodos vitalicios.

Sí, la Reforma Laboral del 1 de mayo significa un cambio de paradigmas en la representación sindical. Muchos se preguntan ¿Qué tan necesario era? Yo diría que era tan urgente al grado de que Carlos Romero Deschamps tuvo casi un “porfiriato” al frente del Sindicato de Trabajadores de la República Mexicana (STPRM).

Es verdad, en nuestro país los trabajadores de Pemex son de los que gozan de uno de los mejores contratos. Pero no hay que perder de vista algo, conseguir mejores condiciones laborales no es motivo suficiente para eternizarse en el poder, al final de cuentas ese es el verdadero trabajo de un dirigente sindical.

El sindicalismo en México se ha caracterizado por eso, personajes que se eternizan en las secretarías generales, que no permiten un relevo generacional y mucho menos una verdadera competencia interna. Se reeligen mediante asamblea, donde los delegados sólo ratifican una decisión que ya está tomada.

Nuestro país ha tenido avances importantes en democracia, ya hay una generación completa que nació con el derecho íntegro de votar libre, personal y directamente por sus representantes populares. El sindicalismo se ha quedado atrás en ese aspecto.

Sí, la democracia sindical es urgente, pero es más urgente aún que los trabajadores estén conscientes del poder que tendrán en la elección del rumbo que tomará su sindicato y lo más importante, que asuman un rol más activo.

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