¿En beneficio de quién se dejó en libertad al hijo de ‘El Chapo’?

martes, 22 de octubre de 2019 · 02:11
Twitter: @RicardoSolano_ Cuando hablamos sobre la relación entre crimen organizado y el Estado, generalmente se señala la corrupción como mecanismo mediante el cual pueden operar estas empresas ilegales. Sin embargo, hay un estado que va más allá de la simple corrupción. Cuando el crimen organizado logra penetrar el aparato estatal y el gobierno deja de velar por los intereses de la ciudadanía y empieza a operar de acuerdo con los intereses de los criminales se le denomina cooptación del Estado. Eso, desafortunadamente, es lo que hemos visto en México, sobre todo a niveles municipales y estatales. Hay gobiernos locales que operan de acuerdo con los intereses de grupos criminales, ya sea por beneficios económicos personales o bien por amenazas a la integridad de los gobernantes, o una mezcla de ambas.
En principio, la cooptación del Estado se logra por la debilidad del Estado frente a los grupos criminales.
Al no haber fuerza suficiente del Estado para ejercer su función de garante de la seguridad, el crimen organizado puede penetrar en el gobierno -primero- como corrupción y, luego, orientando la tarea de gobierno hacia el beneficio de su empresa ilegal. Es decir, la cooptación del Estado incluye la implementación de políticas públicas, de programas, de acciones en favor del crimen, pero también la aprobación de leyes en los congresos y las decisiones judiciales que empaten con los intereses de estos delincuentes.
Así, la cooptación del Estado es la actuación coordinada de los distintos poderes en favor del crimen organizado.
Esta cooptación del Estado pasa por el hecho de que, ya que el Estado no tiene el poder de hacer frente al crimen organizado, el que el gobierno actúe de acuerdo con los intereses de los criminales permite mantener los niveles de violencia dentro de un parámetro razonable. Y es aquí donde vale la pena preguntarnos realmente en beneficio de quién se actuó al dejar en libertad a Ovidio Guzmán López el pasado jueves 17 de octubre. Si hubiera sido en beneficio de la población, ¿por qué no han parado las balaceras en el estado?
¿Por qué Sinaloa sigue sin encontrar la normalidad pese a que no hubo ninguna detención?
El haber “suspendido” la operación que estaban llevando a cabo las fuerzas armadas y la Guardia Nacional fue completamente en beneficio del Cártel de Sinaloa. Esto es como si nos hubieran dicho que no podían capturar a “El Chapo”, “La Barbie”, o al “Z-40” por las guerras que se desatarían. Guerras, que efectivamente, se desataron, pero que estaban alineadas con estrategias de fragmentación del crimen organizado y que sin duda debilitaron a sus cárteles.
Dejar en libertad a Guzmán López tiene coherencia dentro de la estrategia del Presidente de negociar con las organizaciones criminales. Fue una ofrenda de paz, un incentivo para que vean que va en serio la negociación con estos criminales para que dejen la violencia.
Lo que no se ha dado cuenta el Presidente es que la única forma de poder negociar con el crimen organizado es demostrar que el Estado es más fuerte que ellos. Estos actos, por el contrario, demuestran la debilidad de su gobierno. Corremos el riesgo de que ante esta debilidad manifiesta del gobierno federal, el crimen organizado coopte al Estado desde esferas cada vez más altas y generalizadas.

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