¿Justicia real?

viernes, 18 de octubre de 2019 · 02:00
Twitter: @aldorafaello

Circo de tres pistas

Carlos Antonio Romero Deschamps es la personificación de un sistema echado a perder desde hace décadas. El dinosaurio logró sobrevivir 26 años en un puesto que representa, literal, la lotería para aquellos que buscan el enriquecimiento fácil y rápido. Millones de trabajadores darían lo que fuese para alcanzar un puesto en una empresa como Pemex, que en algún momento fue reconocida como una de las mayores productoras de hidrocarburos a nivel mundial. Protegido bajo el ala del poder, Romero Deschamps acumuló una fortuna incalculable, oscura y corrupta, que lo convirtieron en un intocable de los presidentes. Nadie se le acercó en cinco sexenios, ni siquiera por los mil 500 millones de pesos que desvió a la campaña de Francisco Labastida en lo que se conoció como “Pemexgate”. Tampoco se le hizo mucho cuando se dieron a conocer los lujos exorbitantes de sus vástagos mientras la mitad de la población vive en pobreza, y a su vez, la paraestatal está hundida en una deuda de 100 mil millones de dólares, o cuando fue parte de las reformas promovidas por Peña Nieto que asfixiaban a la petrolera para que extranjeras hicieran mejores negocios en el país. En todos y cada uno de los señalamientos, el chofer (esa es la plaza que ostenta en Pemex) Romero Deschamps no sólo es cómplice, sino culpable y, tan lo es, que nadie lo defiende ahora que deja el cargo de secretario general del STPMEX, ni siquiera aquellos que se beneficiaron del ‘charrismo’ en el que mantuvo sometido al sindicato. Sin embargo, para muchos de nosotros no es suficiente su cabeza en un plato, mucho menos si es para que se ponga el puesto a la disposición de otro monigote adhoc a la 4T; él encarna aquello a lo que López Obrador se ha referido desde hace años como “delincuentes de cuello blanco” y que hacen ver a los grandes capos de la droga del país como “niños de pecho”, según sus propias palabras. Carlos Romero Deschamps debe rendir muchas cuentas ante la justicia mexicana; a él se le debe aplicar todo el peso de la FGR, Hacienda y el ex SAE (conocido ahora como Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado). El avejentado rufián de 76 años debe llegar a juicio y explicar esa vida de jeque árabe que se ha dado a costillas de una institución como Pemex. Si realmente el presidente López Obrador quiere predicar con el ejemplo y hacer notar que la justicia ahora sí es real y que prevalecerá por encima de cualquier cosa, Romero Deschamps llegará a tribunales, sino lo hace, entonces esta estrategia de la cacareada renuncia sólo será un modus operandi de la 4T para deshacerse de sus contrarios, tal y como lo hizo con el ex ministro Eduardo Medina Mora. Deseo que sea lo primero.

De a tuit

Bien casual que ni Vicente Fox ni Felipe Calderon defiendan a Romero Deschamps. Así como exigen N cantidad de tonterías a Lopez Orador, deberían de pugnar porque el gobierno no deje ir a quien fuera su cómplice durante sus sexenios.

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