Tengo miedo, don Carlos
Sobre la Mesa
“Yo lo que tengo miedo, don Carlos (Aceves), es que despierte el México bronco de los años 70’s”, esas fueron las palabras de uno de los abogados laboralistas más reconocidos en el país, Tomás Natividad Sánchez así se dirigió al secretario general de la CTM durante un congreso nacional en Puerto Vallarta.
Natividad se refirió a la agitación sindical que podría derivarse de la Reforma Laboral del 1 de mayo, un día antes en rueda de prensa Carlos Aceves del Olmo no descartó que la CTM se movilice en las calles.
Durante un conversatorio de la Reforma Laboral en el primer Congreso Nacional de Comisiones Consultivas Regionales del Infonavit, los cetemistas hicieron énfasis en que México modificó su Ley laboral por presiones estadounidenses y la ratificación de los convenios de la OIT, que Estados Unidos no tiene ratificados.
Intervención, esa sería la palabra más adecuada para describir todo lo que se dijo. La exposición del consultor de la OIT, Óscar Valverde abonó a agitar más el agua y, aunque no pudo contestar bien las preguntas que hizo el auditorio, mucho menos la que formuló Aceves del Olmo, todo parece indicar que México estaría rebasando lo establecido por el Convenio 87 de la OIT, en el que ocupó casi toda su participación Valverde para describirlo a detalle.
Desde la Secretaría del Trabajo se ha reconocido que la reforma del 1 de mayo tiene algunos puntos que no estaban previstos ni en la reforma constitucional de 2017 ni en los convenios internacionales. Sin embargo, también se ha comentado que todos los agregados son para garantizar la democracia sindical y la nueva justicia laboral.
Con las nuevas reglas para la democracia sindical, sin duda la mayor afectada es la CTM y casi todas las centrales obreras de antaño.
Es verdad, el gobierno no debería intervenir en la redacción de los estatutos de los sindicatos, el detalle está en que en nuestro país tenemos líderes sindicales que duran más tiempo en el poder que los presidentes.
La democracia sindical tiene muchos años que no existe en México, los delegados, en su mayoría, sólo ratifican decisiones que ya están tomadas. Así se mueve el sindicalismo mexicano, en especial el de las centrales antiguas con una relación estrecha con el PRI.
Claro está, del otro lado de la 4T no sólo hay la intención de cumplir con los convenios internacionales y las exigencias de Estados Unidos para ratificar el T-MEC...
Morena está construyendo su aparato sindical a través de figuras como Francisco Hernández Juárez, Napoleón Gómez Urrutia o Pedro Haces Barba.
Se ve difícil que desde el Congreso de la Unión se dé reversa a lo ya aprobado, en especial a los artículos señalados por la CTM porque tocan puntos medulares de la reforma laboral. Es complicado que se cambien porque está en juego el T-MEC y ahora Estados Unidos quiere que México implemente bien los cambios a la Ley, quieren garantías.
Las palabras de Natividad son ciertas, al menos en los próximos 5 años viviremos una agitación sindical como nunca la hemos visto algunas generaciones.
Habrá un jaloneo entre organizaciones por tener la titularidad del contrato colectivo, por quitarse agremiados entre sí.
Pero esta competencia es sana para el sindicalismo en México, pues obliga a los líderes sindicales a retornar a lo básico: la verdadera atención a los trabajadores.