Twitter: @LuzJaimes
Hay una línea muy delgada entre su párpado y su mirada. Desde ahí luce todo distinto. Años después logra ver su infancia funesta y dolorosa. Recuerda adultos que soltaban golpes como manifestación de amor a la disciplina. Las burlas de los compañeros en la escuela.
Su oído es delgado, delicado. Cada que escucha esa canción recuerda al hermano mayor y el momento en que explotó con todo y rebeldía. De ahí se traslada al recuerdo de las peleas del hermano mayor y el hermano mediano. Qué pensará un niño cuando mira a sus hermanos pelear y hay sangre de por medio. De lado de quién hay que estar y cómo deberías reaccionar.
Su olfato percibe el olor de la madre en los días tristes cuando él se fue. Qué papel debe tomar un niño pequeño en esos casos.
Dicen que eres el hombre de la casa, pero no sabes qué es ser hombre.
Toca su cara frente al espejo, la textura de la piel ya no es la misma de ese entonces. Ahora es un tanto flácida y con zurcos. Es como si la alegría que perdió se hubiera llevado la carne que le daba cuerpo a ese rostro y ese cuerpo.
Esta noche en esa fiesta probó el puro que era favorito de su padre. Un padre que vivió mejores tiempos cuando no lo conoció. Le tocó convivir con un ser pobre y de mal genio. Distinto al que otros describieron con admiración. Ahí, frente al espejo, se da cuenta de que se parece mucho a él.