Twitter: @AGuerreroMonroy
Nació en Estocolmo tan sólo hace 16 años y se ha convertido en un icono de la lucha contra el cambio climático. Preocupada por los peligros que implica el calentamiento global, Greta Thunberg ha logrado movilizar -con su ejemplo e inspiración- a más de cuatro millones de jóvenes en protestas el pasado viernes en al menos 156 países.
El propósito fue enviar un mensaje claro y contundente a los líderes mundiales que participarían en la Cumbre sobre Acción Climática de la ONU celebrada el lunes.
Hoy Greta Thunberg es un símbolo que tiene una misión: salvar al planeta.
”People are suffering, people are dying, entire ecosystems are collapsing. We are in the beginning of a mass extinction and all you can talk about is money and fairytales of eternal economic growth.” Watch Greta Thunberg speak at the UN Monday morning. https://t.co/Akkxm9sXdr pic.twitter.com/ahHKlhbYaE
— WIRED (@WIRED) September 23, 2019
Fue hace un año cuando Greta decidió no asistir a la escuela un día viernes para manifestarse a las afueras del parlamento sueco (Riksdag). Ahí estaba ella, sola, sosteniendo una cartulina que pedía acciones mas enérgicas contra el cambio climático. Particularmente llamaba la atención que una solitaria adolescente se encontrara, de pie por horas, demandando a sus autoridades acciones concretas para frenar un inminente calentamiento global. Pronto se dejaron ver periodistas, reporteros y curiosos. Querían acercarse a la joven activista, que con rostro adulto y actitud gallarda, reclamaba defender al planeta.
Al cabo de días, se le sumaron otros estudiantes y el nombre de Greta Thunberg comenzó a tomar relevancia y ser noticia en redes sociales y medios, no sólo de Suecia y los países nórdicos, sino de la totalidad de la Unión Europea.
Fridays for future. The school strike continues! #climatestrike #klimatstrejk #FridaysForFuture pic.twitter.com/5jej011Qtp
— Greta Thunberg (@GretaThunberg) September 16, 2018
Su movimiento “Viernes para el Futuro” resultaba fresco, genuino, responsable y contundente en un mundo donde una mayoría de líderes mundiales no tienen como prioridad políticas a favor del medio ambiente.
Esta osada estudiante, cuya madre es una afamada cantante de ópera y cuyo padre es actor, ha dicho que su preocupación por el mundo y la transformación climática que padece, le emanó cuando tenía ocho años. A esa edad, se cuestionaba porqué gobiernos, empresas y ciudadanos hacían tan poco ante esta problemática creciente. La falta de respuestas la condujeron a una profunda depresión -por meses dejó de comer y comunicarse-, lo que finalmente derivó en síndrome de Asperger.
Ha compartido que contrario a lo que se piensa, para ella su autismo es un “súper poder” que la impulsa y motiva a mover consciencias para encarar la crisis climática.
En mayo de 2019 fue la portada de la revista “Time”, que la nombró “líder de la próxima generación” y para muchos jóvenes “Millennials” y “GenZ” como ella, es un modelo a seguir.
Fue invitada a la Cumbre del Clima de la ONU que concluyó hace algunas horas, y expresó que “estamos al inicio de una extinción masiva y de lo único que hablan los líderes es de dinero y de cuentos de hadas sobre un crecimiento económico eterno”. Con lágrimas en los ojos dijo: “me robaron mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías”. Y concluyó: “Aún están a tiempo de corregir el mundo, pero si fallan, nunca los perdonaremos”.
Congruente con su ética, es vegana y no viaja en avión. “¡Qué largos son los viajes en barco!”, advirtió al llegar a Nueva York.
Hoy Greta Thunberg es un símbolo que tiene una misión: salvar al planeta. Ha interpuesto una demanda histórica en Naciones Unidas a todos los países y ha lanzado mensajes sonoros que despiertan conciencias y voluntades contra una catástrofe ecológica en nuestra única casa. Gracias Greta por ser esa voz fuerte, valiente, sincera y decidida en un desierto de apatía e indiferencia.