Twitter: @sofissy
Una de las bondades de la globalización actual es que se ha podido impulsar las famosas “ventajas comparativas”, como se dice en la teoría económica de cada país. Esto se refiere que cada región, país, estado, ciudad, etcétera, posee ciertas características que benefician la producción de algún bien o servicio.
El ejemplo mas común es el caso de China, economía que cuenta con una abundante mano de obra que permite que se reduzcan los costos, por lo que es significativo que una buena parte de empresas transnacionales prefieran establecerse en dicho país para producir sus productos y exportarlos al resto del mundo.

Otro ejemplo es India, que de igual forma cuenta con una abundante mano de obra pero con más formaciones escolares, por lo que diversas compañías establecen sus “call centers” en ese país, aprovechando los bajos salarios.
También Arabia Saudita es otro ejemplo, pues cuenta con grandes reservas de petróleo por lo que ha aprovechado dicho producto para impulsar su economía. Obviamente no me olvido de México, que también es productor de petróleo, aunque en menor escala, aunque ha tratado de diversificar su economía a través del sector manufacturero, servicios y agrícola.
De esta manera, todos los países del mundo aprovechan el “plus” que poseen para intercambiarlo por productos y servicios con los que son deficitarios, favoreciendo una diversidad de estos al interior de sus economías.
Dicha situación se ha desarrollado en las últimas décadas, por lo que es muy normal que en nuestro país se vea ropa de origen asiático, aviones europeos o estadounidenses, autobuses alemanes o alimentos de origen extranjero. Hasta aquí todo es muy bonito y próspero para el mundo, sin embargo, esto también ha producido algunos males en algunas economías.
Un ejemplo muy claro es la moda mundial hacia el aguacate, efectivamente ha impulsado a los productores nacionales, generando más ingresos, empleos, consumo, etcétera, no obstante, se ha generado una gran deforestación en los bosques de Michoacán, en donde también han habido incendios sin procedencia que sorprendentemente después se ven árboles aguacateros.
Otro ejemplo reciente es Brasil, un gran productor de ganadería y soya, como la demanda hacia estos productos se ha profundizado, casualmente se han visto diversos incendios principalmente en los Amazonas, en donde todos salieron muy preocupados por ser el “pulmón del mundo”. Situación que llama la atención, porque en nuestro país también este año tuvimos numerosos incendios provocados o no, así como al sur del continente africano.
Asimismo, la industria textil que a través de la producción de prendas no duraderas han provocado una mayor rotación, provocando por un lado un impulso económico positivo inversamente a una mayor explotación y contaminación de los mantos acuíferos. Sin dejar de lado a la industria de derivados de petróleo que influye en la textil y la ganadera con los “famosos empaques”. La cuestión aquí es que en lugar de promover la reutilización de los empaquetados o bien su disminución en caso de no ser necesarios, ha sido más fácil producir y producir más, que “ha apoyado a esta industria” a pesar de los efectos negativos para el medio ambiente.
Al mismo tiempo se ha difundido el “famoso empaquetado del empaquetado”, en nuestro país por ejemplo algunas frutas y verduras de origen estadounidense en muchos casos vienen en bolsas de plástico, redes y cartones.
Caso similar en Japón en donde una buena parte de las frutas y verduras son importadas, todo lo reciben empaquetados (¿han visto un plátano empacado individualmente? Esta imagen ha sido muy compartida en redes sociales), así podría irme con más productos.
Por otro lado, no hay que olvidar la contaminación por el traslado de los productos de un lugar a otro o de servicios, este es un tema de igual forma sensible.
La pregunta que surge es ¿qué se puede hacer? Muy sencillo, deberíamos de volvernos más conscientes de los productos o servicios que adquirimos así como presionar a las autoridades para que regulen esta situación para que poco a poco se vuelvan los intercambios económicos más verdes.
Enfatizo realizar cambios gradualmente para impedir fuertes impactos en el sistema económico mundial. Finalmente, es necesario de destacar cómo diversas compañías han comenzado a adaptarse a la necesidad de generar menor contaminación, como es el caso de una cooperativa de bebidas frutales que anunció que ya no dará popotes o la más grande panificadora mexicana que cambiará por un empaquetado más amigable con el medio ambiente, o bien los pequeños comercios han comenzado a impulsar el traer contenedores para limitar los desechos, así como las máquinas de intercambio de envases de plástico por dinero o la empresa mexicana de productos enlatados que otorga puntos que pueden ser intercambiados por dinero si se devuelven las latas.
Hay un sin número de formas que podemos todos poner en práctica para generar una economía global verde.