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Circo de tres pistas

La justicia en México es todo menos ciega. Sirve a intereses políticos y económicos, pues se imparte y reparte de acuerdo al objetivo y circunstancia, o al menos, así lo demuestran las filtraciones –a través de declaraciones más que de acciones– de las autoridades responsables de casos emblemáticos como el de Emilio Lozoya, Juan Collado y ahora Rosario Robles, la ex secretaria de Estado y ex jefa de Gobierno señalada de operar una defraudación calculada en 3 mil 433 millones de pesos.

La colaboradora del sexenio pasado operó un complejo entramado donde, a través de universidades públicas y 186 empresas fantasmas se facilitó el desvío de todo ese dinero. Animal Político demostró  en su reportaje ‘La estafa maestra’ que desde La Secretaría de Desarrollo Social la ex perredista simuló contratos y entregables antes de llegar a su verdadero destino: combatir la pobreza en un país donde 53.4 millones de personas se encuentran en esta situación.

Una funcionaria que ‘desapareció’ una cantidad inimaginable de dinero merece ser juzgada. Evidentemente durante el gobierno de Peña Nieto nada se hizo, por lo que muchos pusieron su esperanza en AMLO y su 4T, sin embargo, poco antes de asumir la presidencia, López Obrador dijo que no iría contra ellos e iniciaría un borrón y cuenta nueva, por lo que no se esperaba lo que ocurrió el martes 29 de julio tras girarse un citatorio en contra de Robles para ser vinculada a proceso.

Cualquiera en su sano juicio celebraría las acciones de la FGR y de la Unidad de Inteligencia de la Secretaría de Hacienda, sin embargo, no se puede cantar victoria en este país con ese tipo de casos.

En lo que va de este Gobierno, las acusaciones más llamativas ocurren casualmente cuando el presidente hace declaraciones o emprenden acciones que lo ponen en una balanza inestable.

Pasó con las estancias infantiles, los recortes a médicos internistas y ahora la entrevista con Bloomberg donde el presidente aseguró que no le importa mucho la economía, pues prefiere a la gente.

El error es suficientemente grande para convertir a sus detractores en flechas punzantes para lastimar la popularidad del tabasqueño.

El citatorio se giró casualmente, poco tiempo antes de ser que la entrevista otorgada al editor en jefe de Bloomberg, John Micklethwait fuera transmitida. Pero esta operación no es casual en este sexenio. El gobierno actual ha hecho lo mismo en al menos tres ocasiones previas.

Pareciera una teoría conspiracionista, pero salta a la vista que el propio López Obrador fue quien dijera que Robles Berlanga sólo ha sido un “chivo expiatorio” en el enorme entramado de corrupción empujado por Peña Nieto y sus colaboradores. Con el ‘perdón’ del mandatario y lo esquivo que ha sido para hablar de la ahora investigación contra Robles, más que justicia, pareciera un artilugio para desviar reflectores y volver a controlar la agenda, arte en el que el hijo de Macuspana es experto.

Espero equivocarme y que esta gente corrupta y delincuente enfrenten la justicia pronto y bien aplicada, de no ser así, todos los casos emblemáticos para llevar a prisión a personajes corruptos sólo quedarán en intentonas y habrán sido una simulación al mero estilo priista donde los resultados siempre cubrieron a los intocables de la política mexicana. Deseo equivocarme.

De a tuit

Ya vi ‘Dolor y Gloria’ de Pedro Almódovar y debo decir que es la cinta más estética y menos rebuscada del español. Una pieza que contiene tientes autobiográficos del realizador y que vale la pena ser vista.