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Una de las consecuencias no intencionadas de la prohibición de algunas drogas en México ha sido la proliferación y establecimiento de ciertos modelos a seguir. La glorificación de los traficantes, sus actividades y estilo de comportamiento se han arraigado por ejemplo, en religiones populares, algunas estéticas de la cultura popular y medios de comunicación masiva. Adaptando con ello, la formulación de sufijos y derivaciones del lenguaje que han construido una diversidad de producciones de sentido:
Fomentando una ideología dominante que promueve formas ideales de marginación y esquemas de violencia social.
Según el sociólogo Luis Astorga, a mediados de los años 1950 comenzó a aparecer en la prensa escrita el término “narcotraficante”, el cual era una conjunción de las palabras “narcótico”, entendido como “droga narcótica” con la capacidad de causar somnolencia, las cuales se encontraban prohibidas o controladas, junto con la terminación “traficante” que daban el ideal de transgresores de la ley.
Para los años 1970, en consecuencia con la americanización de la persecución del tráfico de drogas, se facilitó la internacionalización de enemigos y amenazas contra la seguridad de los Estados Unidos, en la cual se fomentaron premisas de propaganda y agendas permanentes, como la propuesta por Nixon en 1971, cuando inauguró la “guerra contra las drogas”, situando como: enemigo público numero uno, al abuso de drogas y por ende a los traficantes y vendedores de estas. Difundiéndose en los medios de comunicación y declaraciones políticas que; “traficantes extranjeros” “envenenaban” y eran nocivos a la sociedad, construyendo un ideal donde los “narcos mexicanos” y los “carteles” de centro y Sudamérica eran un enemigo que combatir.

De manera paralela, en México la cultura “narca” se consolidó como una mitología en varias zonas, donde campesinos o traficantes “forajidos” eran transgresores de la ley, que con sus actividades podían lograr fama y gozar de una vida con lujos en la clandestinidad.
Un horizonte que se difundió en varias zonas del occidente y norte del país, la cual permeo primero en la cultura popular, como los corridos norteños, la tambora sinaloense, estilos de vestir y paulatinamente comenzaron a reproducirse una diversidad de producciones culturales en el periodismo y literatura que fueron adaptadas como piezas audiovisuales y actualmente se denominan “narco novelas” o “narco series”, las cuales gozan de gran popularidad a nivel mundial.
En este orden de ideas, el pasado 12 de Julio durante la instalación del Consejo de Diplomacia Turística, el canciller de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, hizo una declaración señalando que; las “narco series” daban una imagen negativa de México. Y dio a entender que mediante una especie de diplomacia digital en redes sociales se iba tratar de construir una nueva narrativa.
“Hoy en día la imagen de México que se ve en casi todo el mundo son las series de narcos. Y eso se los digo porque me lo han comentado primeros ministros, altos funcionarios o representativos de todo el mundo. Y no nos hace ninguna justicia eso”.
La construcción de la realidad mediática así como hechos coyunturales han extendido una imagen dominante de corrupción, caos y violencia en la imagen y presencia de México en el mundo.
Sin embargo, esta “reputación” negativa sobre México no es nada nueva y sería pertinente recuperar el diagnóstico que el especialista en marca país Simon Anholt formuló para México a finales del sexenio de Felipe Calderón, donde apuntaba que; el turismo es una forma de hacer relaciones públicas.
No obstante, no es una maquinaria para el cambio de una reputación negativa. Y que, para ir sustituyendo estas impresiones negativas, México debía construir una estructura sólida de competencia internacional, fortaleciendo el liderazgo del país y con un cambio en la narrativa del papel de víctima ante Estados Unidos por un papel proactivo.
Dicho esto, lo que quizá sea un error es establecer “prohibiciones” de ciertos productos culturales que nos gusten o no, retratan de manera ficticia y quizá apologética un fenómeno por el cual atraviesa nuestra sociedad, lo que convendría entonces sería abogar por la creación de nuevos contenidos con las variables antes mencionadas.