Twitter: @AlfiePingtajo

Sala introductoria – calentamiento

La ciudad y el Estado de Puebla están o deberían estar de fiesta.

2019 es el año en el que se festeja el 75 aniversario tanto de la creación del Museo José Luis Bello y González, como de la existencia del equipo de fútbol: Puebla de la franja, conocidos sentimentalmente como: “Los camoteros del Puebla”.

El Museo José Luis Bello se fundó el 21 de julio de 1944, mientras que el Club Puebla fue creado el 7 de mayo de 1944.

Sala histórica – Primer tiempo

Aunque mi acercamiento al mundo de la Cultura se lo debo Pedro Ángel Palou García; mi comprensión y auténtica valoración de lo que significa un Museo se dio cuando comencé a trabajar en la Dirección de Museos del extinto Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla -durante el periodo que comandó Moisés Rosas Silva-; dos personas fueron mis guías: Joaquín Alonso, quien fungía como Director de Museos, y Ana Martha Hernández, quien llevaba muchos años al frente de la Subdirección de Museos y comandando los destinos del Museo José Luis Bello y González.

El pasado viernes, previo al partido que el Puebla sostendría como local ante los Xolos de Tijuana; Ana Martha Hernández recibió un reconocimiento -en el marco de los festejos de los 75 años del Museo José Luis Bello y González- de parte de la actual Secretaría de Cultura y Turismo por su desempeño como directora de dicho espacio de 2010 a 2014, aunque le antecedió un largo periodo de investigación que comenzó en el 2001 y que fue de gran importancia para la reapertura de dicho recinto, pues permaneció cerrado por un periodo de 10 años a raíz del sismo de 1999. Durante la administración de Ana Martha dicho museo recuperó su esplendor y se reposicionó a nivel nacional, los que llegamos a visitar el espacio tal y como lo curó ella; realmente pudimos presenciar la casa de un coleccionista. Digamos que Ana Martha es al Museo Bello lo que el equipo campeonísimo (89-90) del Puebla es la Historia del equipo camotero.

Para los que me conocen saben que el Club Puebla, para mí, más que un equipo es lo que me define y me conforma.

No podría describir mi existencia sin La Franja. Irle al Puebla es probablemente la herencia más directa que he recibido de mi familia, sólo que yo salí siendo la versión corregida y aumentada. Mi papá muy seguidamente pierde la fe en el equipo; por mi parte me he declarado ateo (religiosamente hablando), pero creo cada temporada en una oncena de jugadores con la misma fe con la que una persona le reza a la Virgen de Guadalupe. Cada fin de semana la mitad de mi felicidad depende del resultado que obtenga el Puebla.

De chico, aunque es lugar común, yo me pintaba en mis libretas jugando fútbol con el Puebla; sin embargo, mis papás me orillaron a apostar por los estudios y aunque hoy no la hago de carrilero derecho con la oncena camotera, pienso que mi labor en la gestión cultural aspira a ser lo que Poblete, Ruiz Esparza, Paul Moreno, Arturo Álvarez, Marcelino Bernal, Sergio Almaguer o Silvio Fogel significan en la Historia del Puebla.

Sala contexto histórico y presente – Segundo tiempo

Siempre he creído que la vida está construida de causalidades y coincidencias. Cuando formaba parte de la escuela de fútbol de la UPAEP en el extinto CIU, existía un convenio en el que nosotros éramos una especie de escuela/fuerzas básicas del equipo del Puebla. El equipo de tercera división profesional de la UPAEP era comandado por Paúl Moreno y Arturo Álvarez, y tres veces a la semana el equipo principal del Puebla entrenaba en nuestras canchas; en esos años Juan Ignacio Palou García era el 3er portero del Puebla y a veces teníamos la fortuna de escucharlo hablar sobre estrategia futbolística, comenzaba a asomarse el DT en el que se convertiría en años posteriores. Quien diría que muchos años después el apellido Palou sería una parte esencial en mi actualidad.

Durante mi vida universitaria comencé a realizar mis pininos en gestión cultural y uno de mis apoyos principales fue Rafael Hernández Oropeza, mi tío se llamaba Francisco Oropeza Vivanco. Quien diría que tiempo después Ana Martha Hernández -sobrina de mi tío- sería mi jefa y posteriormente una gran amiga y compañera de ruta en esto del mundo cultural.

¡Salud pues por el Museo José Luis Bello y mi amiga Ana Martha Hernández y por equipo dueño de mis alegrías y amplias tristezas: el Puebla de la franja!