Twitter: @aldorafaello
Circo de tres pistas
En febrero de este año la BBC dio a conocer un dato escalofriante para el gremio periodístico:
Del 2000 hasta ese mes se contabilizaron 144 comunicadores asesinados.
La cifra ha sido citada en este espacio con anterioridad y desafortunadamente ha aumentado ya que, según Artículo 19, en lo que va del presente sexenio se cuentan, hasta mayo pasado, cinco periodistas muertos.
A decenas de estos reporteros se les quitó la vida por razones vinculadas con su profesión. Todavía peor; también en el segundo mes de 2019, periódicos como Despertar de la Costa y el ABC de Zihuatanejo, cerraron por amenazas a sus reporteros y directivos tal y como lo hizo Norte de Ciudad Juárez en 2017, debido a los altos niveles de violencia e impunidad, y a los nulos resultados de los gobiernos en materia de seguridad pública.
El presidente López Obrador comentó que la prensa “se portó mal con él”, frase que definitivamente vulnera a una de las profesiones más vapuleadas.
¿Por qué el escopetazo de información? Porque el pasado lunes 22 julio el presidente López Obrador comentó que la prensa “se portó mal con él”, frase que definitivamente vulnera a una de las profesiones más vapuleadas en los últimos 20 años y explicaré el porqué, pero antes, ¿cuál fue la razón qué motivó a AMLO a decir tal cosa? Casualmente no fue un trabajo contra él, sino un reportaje publicado por la revista Proceso entorno a los artilugios utilizados por Ricardo Salinas Pliego para beneficiarse de la compra y venta de Fertinal, empresa de fertilizantes donde las más altas cúpulas del gobierno peñista estuvieron involucradas para inflar su valor 70 veces su precio y luego venderla a Pemex.
“Aplaudir la consolidación de un discurso oficial maniqueo sobre la prensa, nos pone un paso más cerca de condonar ataques contra aquellos que consideramos menos dignos de ser protegidos debido a sus posturas…a no portarse bien”.@anaruelas
— ARTICLE 19 MX-CA (@article19mex) July 23, 2019
La oración de apenas unos cuantos caracteres deja malparados a quienes se dedican al periodismo, por varias razones: la primera es porque somete a los comunicadores a un comportamiento establecido por la figura presidencial, sus acciones y evidentemente quienes integran el gobierno.
Si volvemos a los principios más básicos del periodismo, un comunicador, más que ser incómodo, debe mostrar información apegada a hechos y datos, cosa que al tabasqueño no le gusta cuando se trata de desmentirlo, de mostrarle que sus dichos muchas veces no empatan con la realidad y cuando cuestionan sus afirmaciones.
La segunda porque es el poder mismo quien debe velar por la seguridad de toda la ciudadanía, y eso, definitivamente incluye a los periodistas por más ‘mal portados’ que sean, especialmente porque en este país el acecho a comunicadores no sólo viene de grupos delincuenciales, sino de autoridades que también amedrentan, lastiman y vulneran la libertad de expresión y a quienes la ejercen.
Casos sobran pero citaré el de Lydia Cacho quien, tras denunciar una red de trata y corrupción de menores, fue aprehendida y torturada por el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín. El acoso sigue hacia ella actualmente y, apenas hace unos días, fue allanada su casa donde una de sus mascotas fue asesinada.
Que el presidente diga que los medios son ‘mal portados’ sólo porque no son del grupo de paleros videobloguers que lo adulan constantemente en las mañaneras.
Estas declaraciones hacen que otros grupos de poder, tanto políticos como del crimen organizado, amenacen con enorme facilidad a periodistas quienes al final terminan claudicando o cambiando sus líneas de investigación, no significa que los demás se porten mal.
La frase es similar a una usada por el entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien en 2015 instó a reporteros a portarse bien porque, a su juicio, había muchos de ellos vinculados al crimen organizado. Sólo en su sexenio, Veracruz fue la tumba de 17 periodistas.
Y se pone peor. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez denunció a las ciudades con más agresiones: Ciudad de México ocupó el primer lugar con 383 agresiones, le siguieron Veracruz Coahuila, Puebla Estado de México, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca, y Guerrero.
Por ello es importante no pasar por alto las frases ni los matices de quienes las dicen, mucho menos si vienen del presidente de México, quien muchas veces parece que no dimensiona el peso de las palabras, principalmente las suyas. Confío en que pronto entienda que no todos los que lo critican somos sus enemigos y que por señalar sus pifias no significa portarnos mal. Confío.
De a tuit
Mala, mala, malísima la película del Rey León. El nivel espectacular de realismo no alcanza a cubrir las carencias que tiene la cinta. Lástima.