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Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, soltó la idea de la desaparición de poderes en el estado de Baja California, después de la vergonzosa reforma aprobada por el Congreso de Baja California para ampliar el periodo de la gubernatura del morenista Jaime Bonilla de 2 a 5 años.

Este inusual acontecimiento preocupa porque pudiera ser el antecedente para una decisión similar en otro cargo de elección popular, incluido al presidente de la República. Es notable que tanto PAN y PRI hayan votado en ese sentido, es decir, hubo un acuerdo que se pudiera suponer de muchas maneras, hay que recordar que el gobernador electo Jaime Bonilla es un empresario importante en el estado.

Uno de los principales problemas de este país es la falta de legalidad y lo sucedido en Baja California transgrede la legalidad.

Debemos reconocer que políticos históricos como Cuauhtémoc Cárdenas o el propio Porfirio Muñoz Ledo han salido a señalar de manera contundente este acto. Sin embargo, vemos a muchos otros políticos de Morena justificando dichas acciones.

Es absolutamente inadmisible esta determinación del Congreso bajacaliforniano, la condena debería ser unánime. El gobierno se olvida de que fue oposición durante muchos años y la oposición debería ser mucho más firme. El gobernador Kiko Vega, después de guardar silencio, ha dicho que presentará una controversia constitucional.

Todo parece indicar que la Suprema Corte de Justicia se pronunciará en contra, sin embargo, el precedente está puesto. La puerta está abierta para que se pueda ampliar el periodo de un mandatario con aprobación de las Cámaras.

Baja California es un llamado de atención y nos recuerda que la falta de legalidad en el país es tal que ni los diputados de un estado están dispuestos a cumplir la ley.

Argumentos habrá muchos, sin embargo, la ley está para cumplirse, de lo contrario estamos destinados a vivir bajo la ilegalidad, ahora bajo un nuevo gobierno, el de Morena.

Últimas palabras

Siguen los recortes presupuestales, ahora le toca al INAH, nadie está en contra de la austeridad, sin embargo, cuando se hace sin estrategia puede ser peor.