Twitter: @Manuel_JafetPV
Hace una semana, el 9 de julio, la noticia de la salida de Caros Urzúa, de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hizo mella en los mercados nacionales.
Agradezco la oportunidad de haber podido servir a México. pic.twitter.com/aaa2cIa9uI
— Carlos Urzúa (@CarlosM_Urzua) July 9, 2019
El peso tuvo una ligera depreciación, el dólar llegó a subir a 19.37 unidades. Mientras que la bolsa de valores tuvo un retroceso, al cierre de operaciones de ese martes, de 1,77%.
A la gran mayoría -si no es que para casi todos- tomo por sorpresa la renuncia y la manera de hacerlo. Lo anterior, considerando que en dicho cargo se sustenta gran parte de la política económica del país.
Sus palabras y acciones deben de transmitir certidumbre y confianza en el gobierno.
A simples rasgos podría argumentarse que lo intempestivo de la renuncia provoco la caída, de algunos indicadores, al generar incertidumbre sobre futuro económico del país.
Sin embargo, la fluctuación y posterior “normalización” de los mercados nos deja entrever otros factores que influyen en el desempeño de indicadores clave como el tipo de cambio y la actividad bursátil.
Recientemente, pocas voces han hecho un llamado en torno a repensar la dinámica que tiene en la economía una herramienta importante para el Banco de México; la tasa de interés.
Gerardo Esquivel, subgobernador de Banco de México, ha sido uno de los que más ha empujado el debate constructivo en torno a este tema. Incluso voto en tres ocasiones por una disminución.
Por medio de la tasa de interés es posible que el banco central pueda controlar el crecimiento de dinero y, por lo tanto, la inflación.
La política monetaria de Banxico ha ido esa linea de forma consistente; contener la inflación ocupando como pilares la libre fluctuación del peso contra el dólar y, desde inicios de 2016, un incremento gradual en la tasa de interés de referencia. En diciembre de 2015, cerró en 3%; en el mismo mes, pero de 2016, llegó a 5.5%. Para enero de 2018, ya se encontraba en 7.25% y en febrero alcanzó 7.5%. Hoy, la tasa se ubica en 8.25%.
La política monetaria instrumentada ha mostrado resultados conscientes.
Aunque, en 2018 la inflación tuvo niveles elevados, en comparación con el objetivo, poco a poco este indicador comienza a ceder y, actualmente, ya se encuentra en el rango del objetivo de 3% más 1% de diferencia.
En el transcurso de este tiempo hubo otras variables que también mostraron cambios. La que más se acentuado es la sombra de una recesión mundial, mientras que la guerra comercial (de Estados Unidos vs el Mundo) también juega en contra del crecimiento.
La Reserva Federal de Estados Unidos, que siempre muestra cautela respecto a la tasa de interés, ya dio señales de que en un futuro cercano es muy probable aumente su tasa de interés con el afán de sostener el crecimiento.
En este momento la tasa de interés de Banxico es la más elevada de los países en desarrollo. Lo que provoca un “apetito” por los instrumentos financieros mexicanos. De acuerdo con el propio Banco de México, hasta el 22 de marzo pasado, los inversionistas extranjeros poseían bonos por 2 billones 228,402 millones de pesos, siendo un incremento de 4.63% respecto al cierre de diciembre del 2018.
La globalización y apertura comercial (impulsadas por el neoliberalismo) alteraron el flujo comercial, en la relativo a movimientos reales, como en lo particular, a los del tipo de cambio. Los movimientos internacionales del capital -en particular los de corto plazo- influyen de forma importante en los tipos cambio y la volatilibilidad.
El argumento que más se ha esgrimido contra la disminución en las tasas de interés es el exceso de incertidumbre. El mismo que cuando Trump llego a la presidencia de Estados Unidos.
Estamos en un escenario donde la tasa de interés conjunta el apetito por mayores ganancias financieras, que no se reflejan en sector productivo, pero que aprieta a la empresas por las implicaciones que tiene sobre el acceso a crédito. Al destinar mayor cantidad de recursos a pago de intereses se reduce el gasto en inversión.
Con el tiempo se han hecho visibles las limitantes que tiene Trump para cumplir sus amenazas. Mientras que el inicio de sexenio comenzó con magras cifras (como sucede al inicio de cualquier gobierno) pero qué aún es posible corregir. Tal vez, uno de los componentes que se requieran para eliminar el exceso de incertidumbre sea pisar el acelerador de la actividad económica.