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Aunque para la mayoría de la sociedad mexicana no sea un tema de escándalo ni algo que llame mucho la atención, considero que es uno de los temas que nos debe preocupar como Estado. Lamentablemente la deserción educativa toma relevancia cuando se convierte en un problema público donde ni las autoridades pueden revertir el daño ocasionado a dos sectores poblacionales fundamentales, los niño y jóvenes.

¿Cuál es la problemática en la deserción educativa?

De acuerdo con Milenio, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) registró en 2014 en su informe ante el Senado de la República, uno de los principales problemas es la inequidad educativa por la desigualdad en el acceso a las instituciones educativas, sobre todo para los niños de 3 años y los adolescentes entre 13 y 17 años.

En este sentido, la titular en aquel momento, Maestra Sylvia Schmelkes, recomendó a la Mesa Directiva del Senado “revertir la tendencia del gasto público y recurrir a la innovación educativa a favor de los que más lo necesitan”.

Fuente: gob.mx/sep

Por otro lado, podemos tomar en cuenta que las inhumanas condiciones en las que se encuentran distintos planteles en todo el país, donde no cuentan con servicios básicos como agua, luz, drenaje, sanitarios, hasta los elementos más esenciales para llevar a cabo una clase educativa digna. El ambiente de desarrollo es complejo y poco sano, entonces

¿Qué es lo que hacen nuestras autoridades en los diferentes niveles de gobierno?

Las alertas deben encenderse desde el nivel municipal quienes son las principales autoridades responsables de garantizar el derecho a la educación, ya que son quienes “tienen el contacto directo y cercano con los ciudadanos”. De manera continua, las alertas suben de nivel, pero a pesar de que se tienen tres niveles de gobierno ¿Quién puede solucionarlo?

Continuando con la problemática, de acuerdo con El Universal, “el sistema educativo fue incapaz de mantener en las escuelas a 80% de los niños que iniciaron la primaria en 1999 y que hoy tienen 24 años de edad, según cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP)”.

Situación que, de no ser atendida a tiempo puede llegar a ser progresivo, es decir, en el ciclo escolar 2019-2020 no acudirán más de un millón de niños y jóvenes que abandonaron por decisión propia o por causa ajena a su voluntad.

Otros factores importantes que debemos considerar son la explotación infantil, falta de instituciones educativas adecuadas y cercanas, trabajo infantil, padres irresponsables, falta de presupuesto, actualización de los programas educativos, entre otros.

Reflexión

Si deseamos tener mejores ciudadanos “el buen juez, por su casa empieza”. Si bien es cierto que las instituciones educativas son de aprendizaje, no son en su totalidad para formar a “buenas personas”, es decir, la verdadera educación empieza desde casa adquiriendo valores fundamentales que permitan convivir en sociedad. Se debe poner mayor atención a los hijos que, si se desea que sean personas de bien, los padres deben ser el ejemplo. Las escuelas son un reforzamiento o complemento de lo que aprenden en casa, sobre todo son para la formación académica-profesional.

Considero que es un trabajo en conjunto, una labor obligatoria de Estado atender las necesidades educativas en nuestro país. Hay regiones en las cuales los niños no se toman en cuanta como en las sierras del Estado de Guerrero, en los poblados lejanos de Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Quintana Roo y más. La educación debe acercarse a los niños, no de manera contraria.