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Hay algunas palabras que me gustan más que otras, sin duda, la discriminación no siempre es semántica pero sí subjetiva. Sucede muy similar con la comida, tengo tantas palabras como platillos favoritos. Una que me encanta es albóndigas.

Cuando preparo albóndigas prefiero darle forma a la carne con mis manos, bien lavadas, eso siempre. La satisfacción de sentir todos los ingredientes entre los dedos es similar a hundir las manos en un costal de frijoles en el mercado. Los componentes del platillo varían según la receta que se siga o se invente. A pesar de que la base es la misma, el resultado depende mucho de lo que haya a la mano y de la sazón que se tenga, como en todo.

 

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Hoy aunque esté en Italia te paso la receta de estas albóndigas suecas! Como las de IKEA pero más más ricas!!! Acá te dejo la receta te aseguro que son una locura!!! INGREDIENTES Carne picada de vaca 400 gr, carne picada de cerdo 400 gr, eneldo picado 3 cda, perejil picado 3 cda, pimienta de Jamaica 1 1/2 cdta, panko o pan rallado 80 gr, huevos 1, leche 80 gr, sal y pimienta negra. PREPARACIÓN Mezclar todos los ingredientes y una vez integrados mojarse las manos y hacer bolitas de 4 cm de diámetro. Colocar en una bandeja con film o separadores y refrigerar por una hora para que queden firmes, es súper importante el refrigerado. Yo cuando hago albóndigas siempre las congelo porque así durante la cocción mantienen la forma! Calentar una sartén con un poco de aceite de oliva y cocinar a fuego medio moviéndolas de tanto en tanto para que se doren de manera pareja. Servir con un puré de papas bien bomba esos que se les pone un 20 % de manteca con respecto a la papa ( si la hacemos la hacemos bien, yo después salí a andar en bici ). Y listo! A disfrutar! Estoy seguro que cuando las prueben me van a amar más!!? Ahora en serio, anímense peque están buenísimas!! #albondigas #puré #patatas #homemade #cena #puredepapa #eneldo #perejil #ricorico #casero #hechoencasa #riquisimo #carne #carnedecerdo #cerdo #cena #foodporn

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Cocinar es una forma de amar; la delicia de ensuciarme las manos, llenarme la cara de olores, el mandil de manchas y la boca de probaditas es sólo superada por unos ojos entrecerrados que disfrutan cada mordida, una lengua que saliva al encontrarse con lo que percibe el olfato, por un plato vacío donde no queda más que un rastro de lo que pasó.

Como una cama con las sábanas hechas nudo después de que dos amantes se comieran a mordidas como si estuvieran hechos de pan recién horneado.

Las albóndigas son mucho más que carne en forma esférica. Son un ratito que me doy para cocinar algo nutritivo que me encanta, son una pausa en el ajetreo del día para disfrutar la preparación paso por paso, a veces desde elegir los ingredientes más frescos, hasta improvisar con lo que aún queda en el refrigerador antes de acabar la semana… que si un poquito de cilantro, que si el cebollín que quedó de anoche…

Al final, cuando saco la bandeja del horno pellizco una para ver si ha quedado lista, la pruebo y me sonrío mientras le doy los últimos toques a la salsa de tomate que hierve a fuego lento en la estufa. Las sirvo en unos platitos hondos que no hacen juego porque se me han caído sus parejas en el lavaplatos. Uno es naranja, el otro verde olivo con un pequeño raspón en el borde de la cerámica.

Sí, ‘albóndiga’, cuatro sílabas, una exquisita palabra árabe tan exquisita que es capaz de deleitar todos los sentidos al mismo tiempo.