Twitter: @AlfiePingtajo 

Supongo que todos los presidentes que hemos tenido en México han tenido su especie de santoral histórico al cual pretende emular u optan por encomendarse. De la misma forma, imagino que todos tienen una idea de cómo les gustaría ser recordados o trascender en la historia de este país.

Hasta Lázaro Cárdenas, el Castillo de Chapultepec había sido el espacio donde habitaba el presidente de la República Mexicana. El 3 de febrero de 1939, se expidió la Ley Orgánica que creó el INAH, la cual en su artículo tercero señaló como parte del patrimonio nacional al Castillo de Chapultepec. En 1940 (finales del gobierno de Cárdenas):

“Se expidió otro decreto que fundó el MNH en dicho monumento, siendo su primer director Luis Castillo Ledón, en quien recayó la tarea de ver que se desocupara el inmueble, pues en él funcionaban oficinas gubernamentales”[1].

A la par que se cimentaba el MNH, Lázaro Cárdenas convertiría al rancho La Hormiga en Los Pinos -el lugar adecuado para ser habitado por el Presidente de la República Mexicana-, pues consideraba que el Castillo de Chapultepec “era un lugar demasiado ostentoso”[2] y también estaba consciente de su valor histórico, y por eso decidió cederlo a la nación. Conforme fueron pasando los años,

Los Pinos han sido modificados acorde a las necesidades del mandatario en turno.

De entre todo el santoral laico de AMLO destacan dos personajes: Benito Juárez y Lázaro Cárdenas. López Obrador se ha asumido heredero político e histórico de sus causas y legado. Y eso explica dos de sus grandes acciones: habilitar parte del Palacio de Gobierno Federal en zona habitacional y deshabilitar Los Pinos como residencia presidencial y convertirlo en una especie de Centro Cultural/Museo. Empero, a AMLO le ganó la necesidad de emular a sus ídolos y dejo a un lado el sentido común.

Fuente: lospinosparatodos.com

AMLO le vendió al pueblo de México el discurso de la austeridad y a ojo de buen cubero y con una gran dosis de enojo y descontento con la clase política, uno compraría que Los Pinos es un gran lujo, pero si uno analiza a fondo cuáles son las necesidades de un mandatario, entonces cambiaría la percepción.

En días recientes visité -junto con mi familia- Los Pinos, más que ser un lugar con carga histórica, es un lugar con morbo histórico.

La gente quería conocer cómo vivía Peña Nieto y “La Gaviota”, poco le interesaba conocer el protagonismo histórico que dicho reciento pudiera tener en la Historia reciente de México. AMLO y su equipo vendieron la idea de que Peña Nieto y su familia saquearon Los Pinos; sin embargo si uno pregunta a los militares que resguardan el lugar sobre qué pasó exactamente, ellos te cuentan que los muebles que se ven son los que sí pertenecen a Los Pinos que lo demás son propiedad del mandatario en turno y por eso es que se ve vacía la casa y -según ellos- es algo que todos han hecho en su momento. Básicamente no hay reclamo que realizar ni delito que perseguir.

Los Pinos dejó de ser la residencia presidencial para convertirse en un Centro Cultural sin la infraestructura para serlo y no conozco, hasta la fecha, ningún plan arquitectónico para adecuarlo. Las obras de teatro y conciertos no cuentan con las necesidades técnicas básicas para realizar una presentación decente.

No existe curación alguna con respecto a los cuartos y edificios que pueden visitarse, ni cédula que explique el autor y el tema de los cuadros que se encuentran expuestos. Es una auténtica improvisación. Algunos dirán que hay un proyecto que realizará Orozco, pero ese tiene que ver más con el terreno y no tanto con las casas que conforman Los Pinos.

Lo que AMLO y la 4T no le están explicando al pueblo es lo absurdo de esta promesa de campaña.

Los Pinos ya contaban con la infraestructura necesaria para ser no sólo la casa del mandatario mexicano sino un estratégico centro de operaciones, pero prefirió desperdiciar eso y hacer otros gastos absurdos: oficinas que existían en el Palacio Federal fueron deshabilitadas para convertirse en su casa, ahora hay que buscar otro espacio para esas oficinas; y tan no hay un plan de qué pensaban hacer con Los Pinos que una parte ya aloja al Sistema Nacional Fomento Musical y -según me informan- también será la nueva sede del Fonca.

Si AMLO tuviera asesores y un poco de sentido común, habría terminado de convertir al Palacio Federal en un complejo museístico y las pocas oficinas cederlas a la Secretaría de Cultura, y a Los Pinos los hubiera mantenido como su casa y centro de operaciones, pero como dije líneas arriba: a López Obrador le ganaron las ganas de querer ser el Juárez/Cárdenas del siglo XXI.

Los tiempos son otros y los momentos históricos también, pero AMLO como todo: tiene otros datos, otras fechas.

Sólo espero que cuando termine su sexenio no nos deje una placa que diga: así recibí al país; en los puntos donde no haya logrado cumplir lo prometido.

[1] https://inah.gob.mx/boletines/1400-museo-nacional-de-historia-69-anos-de-conservar-el-devenir-de-mexico

[2] https://www.animalpolitico.com/2012/07/los-pinos-historia-de-la-casa-del-proximo-presidente-de-mexico/