Twitter: @adelbuencomer
Las Vegas es ese lugar que ofrece a quienes la visitan extravagancia, lujo, glamour y deseo. Por algunos dólares, la posibilidad de adquirir casi cualquier cosa está al alcance de uno. Unos hermosos zapatos, viajar en el auto de lujo de tu elección, enfiestar con estrellas de cine mientras uno de los mejores DJs del mundo mezcla en el fondo de un lujosísimo antro, ir al concierto de artistas de la lista de Billboard, ver los mejores shows de magia y entretenimiento, visitar las grandes tiendas de marcas renombradas y lo mejor… comer en restaurantes maravillosos, muchos de ellos con estrellas Michellin.
Definitivamente esto último es lo que me hace volver a Las Vegas. La variedad gastronómica y la excentricidad que se conjugan en ese lugar, permiten que cada visita sea una experiencia única y diferente. Cada uno de los grandes hoteles alberga dentro de sus innumerables atracciones algún excelente restaurante, muchos de ellos dignos de visitar y repetir.
Sirva esta ocasión para compartirles la maravillosa vivencia que tuve en el afamado y bien reconocido restaurante Picasso[1]. Con una de las ubicaciones más privilegiadas de Las Vegas, la terraza del famoso hotel Bellagio, justo enfrente de sus más famosas fuentes bailarinas, Picasso ofrece a quienes lo visitan una experiencia única desde su inicio. Siendo un restaurante con dos estrellas Michelin, AAA Five-Dimond, entre otros grandes galardones, Picasso es dirigido por el chef español Julián Serrano, quien nos ofrece una espectacular cocina francesa con una alta influencia española. En resumen, Picasso es considerado uno de los mejores restaurantes de los Estados Unidos.
Mi chefcita y yo decidimos pedir el menú de degustación. Seis deliciosos y excéntricos platos fueron apareciendo en tiempo y forma para dar en cada bocado un momento de placer.
Primeramente, fuimos deleitadas con una rica croqueta de jamón serrano acompañada de una salsa cremosa con almendras, la mezcla entre la blandura de la primera y la cremosidad de la segunda, permitió un juego maravilloso en el paladar.
A ello siguió una increíble ensalada de langosta acompañada de una pequeña lechuga crujiente y sabrosa. La frescura del crustáceo y de la legumbre se percibía por todos los sentidos deleitando desde la vista hasta el gusto.
Uno de mis favoritos fue sin duda la escalopa cocinada por 10 días con puré de papa. La consistencia y sabor del molusco definitivamente valió la pena de la elección de menú. Una sensación de plenitud y placer se conjugaron en este platillo.
El siguiente deleite fue gracias a delicioso steak salteado con foie gras. Para los que me conocen, saben que mi gusto culposo es precisamente el foie y si a eso le agregamos una jugosa y suave carne roja en su punto, la combinación es simplemente única.
Mi plato fuerte fue el cordero con vegetales, que desde su hermosa presentación y su rosado perfecto, me hizo disfrutar.
El postre fue un juego perfecto de sabores entre un pastelito de diferentes chocolates, un helado igualmente de chocolate, un pequeño y oportuno macarrón acompañado de avellanas y caramelo. La mezcla sin duda fue una ráfaga de dulzor y felicidad.
A todo ello, cabe decir que el servicio es muy oportuno, con meseros de todas partes del mundo perfectamente uniformados y listos para atender los requerimientos de comensales, desde explicaciones de los platos hasta la toma de fotografías, en la cual ya son expertos sobre los mejores ángulos del lugar.
La vajilla bellamente detallada con el sello de la casa, complementa a las pequeñas mesas que se decoran con el bailar de las fuentes y el paisaje del resto de los hoteles que circunscribe la zona. Queridos amantes del buen comer® cuando visiten la ciudad de los vicios y la perdición, no dejen pasar la oportunidad y déjense embelesar por esta joya.
¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer®
[1] https://bellagio.mgmresorts.com/en/restaurants/picasso.html