El conflicto llegó a tal dimensión que, por la noche del miércoles tres, el propio presidente López Obrador emitió un mensaje a través de un video publicado en su cuenta de Twitter, en el que destacó cuatro cosas:

i) que se trata de un “motín” en el que los policías tomaron las calles, por lo que él se disculpa;

ii) que existe mano negra y que no hay motivo para llevar a cabo el “motín”, pues no es una “causa justa”;

iii) que la PF se “echó a perder”, imperando la irresponsabilidad y la corrupción y,

iv) que solo los “buenos elementos” de la PF están pasando a la GN, mientras el resto cuidarán parques y oficinas.

El mensaje del presidente es muy claro: la justicia está del lado de la GN (son los buenos de la película), mientras que la PF es un organismo invadido por la corrupción que debía ser desaparecido.

Lo que se comprueba con el “motín” de los policías federales que han cerrado calles, avenidas, han tomado casetas de cobro en autopistas y han tomado el centro de mando de la PF. El presidente asegura que los policías federales tienen el derecho a manifestarse y que, nosotros, la ciudadanía, tenemos que “aguantar”, porque es una lucha justa la que él y su GN están librando.

López Obrador de nuevo utiliza la misma estrategia que ha usado siempre, polarizar el tema para obtener el apoyo de su base y con ello, justificar cualquier decisión.

El presidente está jugando una apuesta muy alta con la PF, pues desprestigiar a quienes arriesgan sus vidas para defender a la ciudadanía de la delincuencia, es un movimiento de impredecibles consecuencias. Destruir la PF no es lo mismo que destruir cientos de áreas e instituciones gubernamentales administrativas; en esta ocasión lo que se arriesga son las raquíticas condiciones de seguridad que existen en el país y esto lo saben los policías federales, lo saben los guardias nacionales, pero también lo saben los miembros de la delincuencia organizada, que seguramente intentarán pescar en río revuelto a personal altamente capacitado, que está a punto de ser linchado mediáticamente por los seguidores del presidente –ya hay quienes irresponsablemente sugieren que el “motín” es un mini ensayo de golpe de Estado- y expulsado de las filas de la corporación policíaca gracias  a la cual se ha mantenido a flote la poca seguridad que existe en este país.

El presidente logró crear su GN y desmantelar a la PF; eso nadie puede discutírselo, al contrario, toda vez que la seguridad de todos va de por medio, hay que desear que esa decisión haya sido la correcta, pero lo que no parece sensato es aplastar por completo a esa institución y estigmatizar a los policías federales.

Poco o nada se gana con esa polarización, pero sí puede perderse mucho para toda la ciudadanía.