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La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió en Chiapas al mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, el presidente más joven que ha tenido el país centroamericano en toda su historia. Es la segunda ocasión que ambos se encuentran físicamente, según confirmó el salvadoreño durante el evento en Tapachula, porque la primera ocasión fue el pasado 13 de marzo cuando Bukele recién acababa de ganar la elección presidencial en su país.

Sin embargo, Bukele es tan admirador de López Obrador, que incluso antes de conocerlo, ya seguía al pie de la letra el estilo de AMLO.

Lo hizo durante toda su campaña en búsqueda de la Presidencia de El Salvador, retomando prácticamente la misma receta del presidente mexicano, aderezada con el contexto salvadoreño.

Para entender a Nayib Bukele y las similitudes que tiene con Andrés Manuel López Obrador que le llevaron a obtener un aplastante triunfo electoral en El Salvador, es importante conocer sus orígenes. Antes de presentarse como candidato, Nayib se formó en las filas del partido de la izquierda guerrillera salvadoreña FMLN, donde ocupó dos cargos políticos importantes: alcalde de Nuevo Cuscatlán y de San Salvador, la capital del país.


Bukele se formó en la izquierda radical salvadoreña formada mayoritariamente por personajes desgastados por el ejercicio del poder y en algunos casos, acusados de corrupción. Gracias a los resultados que obtuvo como alcalde, pronto se perfiló como uno de los cuadros más importantes del partido y como uno de los más férreos críticos internos de su partido.

Esas críticas sumadas a su rebeldía como político, lo llevaron a ser expulsado del FMLN y lo impulsaron a formar su propio partido político al que denominó “Nuevas Ideas”, que aunque por las resistencias gubernamentales no logró nacer, hoy se consolida como un movimiento que aglutina a las masas en El Salvador. ¿Les suena conocido?

Sí, es prácticamente la misma historia de AMLO en México y su paso por el PRI y el PRD antes de fundar su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Como candidato, Bukele diseñó una campaña basada en las técnicas del relato político, que construye una historia basada en el contexto con actores bien definidos como villanos, héroes, un gran conflicto por resolver, una misión prácticamente imposible y aliados que harían más fácil la tarea de cumplir esa misión.


Antes de su triunfo, El Salvador estuvo gobernado por dos grandes partidos políticos: el FMLN de izquierda y el partido ARENA de derecha. Políticos y gobernantes de ambos partidos han sido señalados durante años y en un sin fin de ocasiones por actos de corrupción, nepotismo, derroche y excesos, mientras el país se mantiene sumido como el más peligroso del mundo, con una economía débil y grandes índices de pobreza que no permiten el desarrollo integral de sus habitantes, y que hacen que una tercera parte de los salvadoreños viven en los Estados Unidos debido a la crisis social de su país.

En ese contexto, se formó entre los salvadoreños un hartazgo social que Bukele aprovechó para reforzar y exaltar en contra de quienes, en el imaginario colectivo, se han convertido en los responsables de esa dura realidad: “Los mismos de siempre”, es decir, los políticos del FMLN y de ARENA. Un día sí y otro también, el político de 37 años les decía “devuelvan lo robado” ¿Recuerdan en México a “La mafia del poder”?

Durante su campaña, Bukele no sólo echó en el mismo saco a los partidos políticos tradicionales y los acusó de ser comparsa y fraguar una estrategia para evitar que se convirtiera en candidato presidencial. También arremetió contra los medios de comunicación tradicionales a quienes acusó de vendidos y al servicio de “los mismos de siempre”. Al mismo tiempo, consolidó una red de medios de comunicación de infoentretenimiento que desplazaron a los medios tradicionales para convertirse en la principal fuente de información de los salvadoreños.

Nacieron figuras importantes en Youtube y medios de comunicación que no buscaban informar con veracidad, sino más bien se encargaban de construir información propagandística que reforzaba el frame de la elección y fomentaba el desprestigio de los partidos políticos y candidatos opositores a Bukele.

¿Le encuentran la similitud con México y la infinidad de medios que apoyaban el proyecto de AMLO y que surgieron durante la campaña?

En El Salvador, Nayib Bukele utilizó las redes sociales como su principal canal de comunicación. A través de transmisiones en vivo en Facebook se dirigía a sus audiencias para dotarlas de municiones de defensay ataque, y para diferenciarse de los otros candidatos. Lo hacía mediante esa vía, puesto que de acuerdo con Think with Google, en El Salvador existían 3.7 millones de personas con acceso a internet (58% de la población), el mismo número de usuarios de Facebook. Mientras Bukele “reventaba” las redes sociales con sus transmisiones, el candidato y partido de izquierda apenas entendían la importancia de la comunicación digital, y el de derecha luchaba para diferenciarse del desprestigio de su partido.

Bukele construyó y reforzó de manera magistral, como lo hizo AMLO en México, los tres relatos indispensables para construir su propio relato político: contó su historia, exacerbó sus atributos, valores, trayectoria, habilidades y logró diferenciarse del resto de candidatos. Identificó el momento de su país y redefinió el contexto construyendo villanos y exaltando las opiniones negativas hacia ellos, y dio una visión de esperanza y futuro a sus electores, a quienes constantemente se refería como “el pueblo cansado”. Y por último, definió la importancia de esa elección: acabar con el bipartidismo y castigar “a los mismos de siempre” para lograr un nuevo renacer de El Salvador.

El 4 de febrero, Bukele logró un triunfo apabullante en el país centroamericano con más del 53% de los votos, ganando la Presidencia de su país en la primera vuelta.