Twitter: @CLopezKramsky
La semana pasada esta columna reflexionó sobre algunas de las causas que provocaron que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) tuviera un colapso operativo que la llevó al fracaso institucional. La renuncia de Sergio Jaime Rochín del Rincón, como su titular abrió las puertas para que se dé una reestructuración que permita reivindicarla.

El objetivo tiene que ser recuperar esa institución por y para las víctimas y, por ello, a continuación se enlistan 10 acciones urgentes, no son las únicas, pues el problema de la CEAV es mayúsculo, pero son un comienzo:
1.- Elegir un comisionado que conozca la institución y que tenga empatía con las víctimas. Este binomio es indispensable puesto que alguien muy empático pero con poco conocimiento de las dinámicas administrativas, se empantanará de nueva cuenta en los vericuetos burocráticos, mientras que alguien con mucho conocimiento técnico pero sin empatía, manejará de manera tecnocrática la institución, sin sensibilidad alguna.
2.- Llevar a cabo una reingeniería de la CEAV, para eliminar áreas que no entregan resultados tangibles para las víctimas, pero que sí ejercen recursos públicos que podrían mejorar el servicio.
3.- Realizar un análisis sobre los perfiles que actualmente ostentan las direcciones generales y todos los mandos medios y remover a quienes no cumplen con el perfil requerido ya sea por desconocimiento de la materia o por no tener sensibilidad ni experiencia en el trato con víctimas.
4.- Ordenar auditorías financieras y de desempeño en todas las direcciones generales de la CEAV, que permitan deslindar responsabilidades y aclaren totalmente las diversas acusaciones sobre corrupción o negligencia que se han vertido por cientos de víctimas.
5.- Crear un servicio profesional de carrera que evite la contratación de personas sin perfil y que permita que los buenos servidores públicos sean promovidos de acuerdo con su desempeño, así como que a aquellos que dan un mal servicio, se les pueda remover de manera legal y sin arbitrariedades.
6.- Expedir el Reglamento de la Ley General de Víctimas, un nuevo Estatuto Orgánico de la CEAV, así como lineamientos de operación de las áreas sustantivas como el Registro Nacional de Víctimas (RENAVI), el Comité Interdisciplinario Evaluador (CIE), el área de Primer Contacto y la Asesoría Jurídica Federal, que den certeza sobre los procedimientos y que privilegien el principio pro persona en todas las decisiones administrativas.
7.- Detener, de una vez por todas, la indebida práctica de litigar los derechos de las víctimas. La CEAV debe ser la garante de los derechos de las víctimas y no su inquisidor.
8.- Promover una reforma a la Ley General de Víctimas que aclare las zonas grises de la norma que han permitido que la interpretación de la CEAV sea en sentido restrictivo y no bajo los cánones del principio pro persona. Hay que corregir de raíz las deficiencias de la ley que permitieron que esta administración que recién termina se convirtiera en violadora de derechos humanos en lugar de ser su defensora a ultranza.
9.- Fortalecer la participación de la sociedad y de las víctimas en los procesos internos de la CEAV, creando esquemas de contraloría ciudadana, fortaleciendo la transparencia efectiva y generando espacios de reflexión, debate y toma de decisiones con las víctimas. La ciudadanía debe conocer qué pasa en la CEAV y eso no ocurre hoy; por ejemplo, no hay forma de conocer los resultados del RENAVI o del CIE, salvo mediante solicitudes de transparencia en las que usualmente dichas unidades administrativas no entregan la información correctamente. Eso genera opacidad y, esto a su vez, impunidad.
10.- Por último, lo más importante, el nuevo comisionado y todos los servidores públicos de la CEAV tienen que dar la cara a las víctimas y que la institución abra sus puertas para todas las víctimas. Hay que erradicar la discriminatoria práctica de dividir a las víctimas en primera y segunda clase.