Twitter: @ana__islas
Si creíamos que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump nos agarró de bajada estas últimas semanas con su amenaza de imposición de aranceles y una negociación a marchas forzadas con México, prepárense porque la que comienza se vislumbra como una montaña rusa de golpeteo político con el lanzamiento oficial de su campaña por la reelección en 2020.
Y no hablo de las montañas rusas que se disfrutan -para aquellos que gustan de esos juegos- sino de aquellas que, cuando te bajas, te dejan con una sensación de estómago revuelto y desconcierto.
México es oficialmente la piñata favorita de Trump y seguiremos siéndolo hasta que encuentre una más grande que al reventar satisfaga las ganas de dulce de su base electoral.
Me parece que cuando era niño a Trump le gustaban bastante los juegos de mesa, esos de estrategia que consisten en amasar todo el poder y hacer pequeños a los otros hasta arrinconarlos y obligarlos a “pasar” turno o a deshacerse de sus mejores fichas.
MAKE AMERICA GREAT AGAIN! pic.twitter.com/gOXXHnHHG5
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de mayo de 2019
En el juego de la geopolítica, hasta ahora, Trump tiene el mayor número de fichas y está dejando al resto de los países con pocas alternativas, los ha obligado a cambiar sus estrategias, a perder el turno para tirar y les ha arrancado de las manos sus mejores cartas.
Una de éstas era la apuesta del Gobierno mexicano que estaba basada en ese discurso de mayo de 2018 del entonces candidato a presidente Andrés Manuel López Obrador que recitaba que “la mejor política exterior es la interior”.
Lo dijo durante su participación en el segundo debate presidencial. Agregó que ante las amenazas de Estados Unidos de expulsar a los migrantes y de militarizar la frontera, él se concentraría en que los mexicanos tuvieran trabajo. Afirmó que no habría guerra comercial y sentenció:
“Trump va a tener que respetarnos”.
La coyuntura rebasó la estrategia. México tuvo que doblar las manos y firmar un acuerdo -más político que legal- para calmar las intenciones de Trump de iniciar una guerra de aranceles. El reloj se puso a andar y avanza bastante rápido, tenemos 45 días para probar “que tenemos razón” en palabras del canciller Marcelo Ebrard.
¿Cuál será el costo humano del acuerdo?
La Guardia Nacional, esa promesa de paz para los mexicanos del presidente en forma de un nuevo cuerpo de seguridad pública -otra de sus mejores fichas- tuvo que ser lanzada sobre la mesa de juego para enfrentar una dura prueba en un escenario que no estaba planeado, al menos no tan pronto.
El control migratorio es solo una de las 44 funciones previstas para este cuerpo que aún se está formando y capacitando, una labor con peculiaridades que van desde distinguir a un chiapaneco de un guatemalteco hasta el trato a un migrante que llega sin papeles -que no es un delito, sino una falta administrativa- y ya ni hablemos de la capacitación en materia de derechos humanos.
El despliegue de uniformados en la frontera sur no es menor: 6 mil elementos, más que cualquier policía municipal o seis veces el operativo lanzado en Minatitlán, Veracruz en abril cuando nos sorprendió la noticia de la matanza en una fiesta que dejó 13 muertos.
Los elementos de la Guardia Nacional terminarán de llegar a la porosa frontera de nuestro país con Guatemala este martes 18 de junio, justo el día en que está previsto que Donald Trump lance formalmente su campaña por cuatro años más en la Casa Blanca. Vaya timing.