Twitter: @HigueraB
“El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin tener que pelear”.
-Sun Tzu
Conservé el nombre de la columna que ya había escrito y tenía intención de enviar a Jimena, mi jefa editorial en Gluc, como un gesto de reflexión de lo que implica tratar de entender y analizar nuestra contexto, la cual cambia con mayor velocidad que nunca antes y nos deja atrás constantemente.
Sin duda, reflexionar sobre la utilidad de un mitin en defensa de la dignidad y la soberanía de México ya no sirve, aunque queda por analizar el simbolismo usado por el Presidente donde vuelve casi un sinónimo su persona y la idea de México.
Acto en defensa de la dignidad nacional y en favor de la amistad con EEUU., desde Tijuana, Baja California. https://t.co/2kUoPDt7vr
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) June 9, 2019
En cambio, ahora escribo tras darse a conocer apenas un par de horas antes, el acuerdo entre ambos países, en el cual se logró desactivar la amenaza arancelaria y se sustituyó por un acuerdo de endurecimiento de las políticas migratorias de nuestro país hacia centroamericanos y caribeños.
Me parece que es importante pasar de los triunfalismos y ver en la justa medida el hecho que acaba de ocurrir entre los gobiernos de los Estados Unidos y México. Y este hecho es que Trump jugó una carta que, sin importar qué ocurriera, él ganaría la mano. Parece que aprendió muy bien de algún croupier de sus casinos el arte de cómo embaucar a los demás. Veamos cómo lo hizo.
En el caso de que México no hubiera negociado, él podría haber dicho que jugaba hardball contra los bad hombres de nuestro país y Centroamérica. Lo que justificaría la aplicación de los aranceles acelerados y un mayor impulso en la construcción del muro. Todo esto, al tiempo que reforzaba su imagen entre los votantes xenófobos que lo eligieron, fortaleciendo así su posición hacia una reelección en 2020, aún a pesar de los costos económicos que esto pudiera haber acarreado.
Ahora, al obligar a México a entrar en negociaciones con Trump, logró que se consintiera convertirse en el policía pre-fronterizo de Estados Unidos, aplicando medidas “sin precedentes” como el despliegue de la Guardia Nacional y garantizando trabajo y servicios de salud a los migrantes, en particular aquellos que buscan asilo en Estados Unidos y serán enviados a nuestro lado de la frontera en lo que se tramita su solicitud.
Huelga decir que esto es un regalo desde México con amor y también es una excelente carta política para la reelección del anaranjado presidente. Podrá decir, con un alto grado de verdad, que él puede doblar a su vecino del sur y obligarlo a someterse sin tener que entrar en un conflicto directo. En otras palabras, se va presentar a sí mismo como el sheriff del pueblo que nos puso en orden. Una especie de John Wayne racista y de color naranja que logró lo que quería sin ceder un ápice en la negociciación.
Y esta última parte queda muy clara al momento de leer la declaración conjunta emitida entre ambos países y publicada por el Departamento de Estado.
Al leer dicho documento queda claro que nuestro país cedió en todo lo que se podía ceder y de paso se pervirtió el objetivo de la flamante Guardia Nacional, que ya no sólo tendrá como finalidad lograr la paz e incrementar la seguridad en territorio nacional sino que hará las veces de una border patrol ultra fronteriza de los gringos.
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También se acepta, sin chistar, que la responsabilidad de la salud, seguridad y trabajo de los migrantes es exclusivamente mexicana, con toda la carga social, política y económica que esto implicará. Finalmente se abre la puerta para que, en caso de no quedar satisfecho Trump con los resultados, se puedan llevar más acciones contra los migrantes.
Todo sin mencionar siquiera la responsabilidad norteamericana con respecto al tráfico de armas, la su papel de mercado meta de drogas o su falta de cumplimiento a los protocolos y tratados en derechos humanos que han provocado en gran medida las mismas condiciones que Trump usó para acusar a México de “abusar” de la relación entre ambos países.
Por supuesto que mi punto de vista no será del agrado de muchos. Ya la COPARMEX celebra el acuerdo y la retirada de la amenaza arancelaria, el presidente ha declarado que convocará a una celebración y la gran mayoría de los mexicanos respiran tranquilos, porque no se han dado cuenta de que nos volvimos el puerquito de Trump. La verdad incómoda, dice el refrán.
¿Y Trump?
Para mi esta es una situación muy similar a la que se presentó cuando sostuve que, a pesar de las declaraciones idiotas y sus desplantes, Trump sabe cómo dar un golpe de efecto para distraer a los observadores del objetivo real de lo que hace y en este caso logró su cometido.
Como mencioné, esta columna no era la que pensaba enviar originalmente, de igual forma el título hablaba de otra situación, que era válida hace unas pocas horas.
Quizá debí cambiarlo el titular este espacio por “Trump vencedor”…pero me parece demasiado triste a pesar de ser realidad.