Twitter: @HadaCosquillas
Hoy quiero dedicar estas letras a todos aquellos que han pasado por mis aulas, para agradecerles mi estancia en su vida. Después de casi veinte años de dar clases me alejé un año del ámbito académico. Quizás se pregunten ¿y eso a mí qué? Pero estoy segura que mi retirada de la academia compete a muchos, ya que algunos profesores se identificarán.
En ese momento decidí dar fin a mi vida docente, pues fue la misma academia que mató mi esperanza en esta esfera, acabó con años de entrega desinteresada, pues si bien, si se percibe un sueldo, nunca lo justo; pues nadie paga las horas de desvelo, los gastos reales que se generan para preparar una clase…
Las angustias que otorgan el amor que uno va sintiendo por los seres que tienes a bien, acompañar en su proceso de aprendizaje.

Es un hecho ya que lo que menos preocupa a la sociedad es dignificar a la Educación y mucho menos, enaltecer el papel de la filosofía dentro de ella. Quienes se dedican a la educación terminan siendo héroes anónimos de aquellas almas hay quienes no sólo le trasmiten conocimiento sino que les dan el amor y la comprensión que no encuentran en la sociedad y algunos ni en casa. Los maestros terminamos siendo acompañantes de procesos difíciles de nuestros alumnos, los defendemos, los cuidamos, los protegemos muchas veces hasta de los mismos padres, los motivamos, les hacemos conocer el maravilloso ser que son y ¿esto quién lo sabe y valora?
En las Instituciones solamente les preocupan los tiempos y formas de lo administrativo pero nunca se preguntan ni siquiera ¿qué calidad humana tienen sus docentes? No es de extrañar que cada día tenga más colegas hastiados de lo mismo, cansados y desvalorizados pues trabajar duro por algo que parece no interesar a nadie es frustrante. Sé que aún hay esperanza en esta esfera por ello vuelvo a las aulas a pesar de no soportar el discurso de siempre, un discurso cargado de falacias que sólo buscan justificar la mediocridad, la incapacidad de muchos y la falta de conciencia sobre lo que es en verdad la educación en un país y más en uno como México donde el pensamiento crítico brilla por su ausencia. De ahí que la filosofía sea una de las disciplinas más olvidadas.
Todos se quejan de la situación social, todos juzgan como tiranos los comportamientos de los demás pero nadie dice “yo soy responsable de esto” es cansado ir contra corriente por años pero aún así, es importante seguir creyendo en la educación, en la filosofía como dadora de sentido a la vida de aquellos que pasan por nuestras aulas. Mi decepción es grande pero no en mis alumnos sino en las Instituciones y en la estructura social que no hace conciencia de la preponderancia que este tema tiene.
Ni hablar de las políticas educativas, cierto que el tema esta bueno para sus campañas y manejar el concepto como estandarte de cambio, sin embargo, cada vez está más limitada la educación pero lo peor -creo yo- está en la justificación que las mismas instituciones dan al respecto; diciendo que ante los bajos presupuestos tenemos que hacer el mejor trabajo con nuestros propios recursos en el caso de la Institución pública y en el caso de las privadas, nos responsabilizan a los profesores por su baja matrícula así que por donde le vean, la responsabilidad recae en los docentes. Aún así, la filosofía sigue siendo el bálsamo que me motiva a seguir avante, porque cuando hay alumnos que incluso te escriben para pedirte más recomendaciones de libros, cuando aunque ya no sean tus alumnos siguen buscándote para comentarte algún texto, es cuando se hace evidente el impacto que aún genera la filosofía en las juventudes.
Es lamentable que en un país tan rico en recursos, con una población joven con gran potencial, se opte por ser mediocre, individualista y enajenado.
Hoy día la sociedad se encuentra una vez más peleando por tener la razón ¿pero acaso saben en qué consiste la misma? Tanto sociedad como gobierno, poco ofrece de propuesta educativa y no se ocupa en educarse para tener conciencia al respecto. Como dice Zizek:
“¿Para qué sirve nuestra celebrada libertad de elección cuando la única opción está entre aceptar las prohibiciones y una violencia (auto) destructiva?”
No nos ha quedado claro que la educación no solamente compete a la Institución, el proceso de formación no obliga a tener un aula ni un sistema oficial que lo avale. Hoy aunque regrese a la Institución educativa, me declaro al margen del sistema pues estoy a favor de seguir participando en la conformación de seres conscientes y dispuestos a ser libres y pensantes. El pensamiento es un derecho no una elección. Muchas escuelas ciertamente, terminan siendo elecciones que tan sólo acaban con la esperanza de todos los que la conforman.
Ojalá pronto llegue el tiempo en el que seamos muchos los que decidimos ya dar la espalda a un sistema que castra y que tan sólo replica mentes obtusas infestadas de miedo a existir y demos paso a un pensamiento libre y netamente filosófico porque la filosofía no es cosa de unos cuantos, la filosofía es algo que todos debiéramos conocer. Por ello regreso a las aulas, porque mi vocación y avidez de justicia por la filosofía, me ponen de nuevo en las filas de la academia para que a través de la filosofía la esperanza se vaya permeando en el tejido social.