Twitter: @CLopezKramsky
Algo está sucediendo en las entrañas de la Ciudad de México y no, no es la venganza de Tlaloc que nos negó lluvias para recordarnos que, a falta de protocolos, bien podemos morir asfixiados antes de que a alguien en el gobierno de la ciudad se le ocurra hacer algo para evitarlo. Lo que está desarrollándose en las calles es mucho más complejo que algunos días de alta contaminación y, también, será mucho más difícil de corregir, en especial si la jefa de Gobierno funda sus esperanzas en la vana idea de buscar en el cajón de su antecesor una guía para la acción; el curso actual nos llevará directo a una catástrofe, a menos que Claudia Sheinbaum asuma pronto que estamos en una situación complicada con tendencia a empeorar y, en consecuencia, adopte las decisiones necesarias, aunque sean difíciles y poco populares.
Hasta hoy, la jefa de Gobierno ha sido muy exitosa cambiando logos, imágenes institucionales, formas y métodos de comunicación y, ¡vaya! hasta la ruta del maratón; el esfuerzo del Gobierno de la Ciudad de México ha sido destacable en esas labores, pero, en contraste, ha sido un rotundo fracaso en otras áreas sustantivas, entre las que destaca la seguridad pública. Para nadie es un secreto que la Ciudad de México se había mantenido como un oasis en medio de un desierto de violencia ocasionada por la delincuencia organizada; durante años, los capitalinos vivimos un clima de seguridad que no existía en una gran mayoría del territorio nacional, pero todo parece indicar que esa pax capitalina se ha terminado.
#alerta la inseguridad de la #Cdmx al Máximo en esta ocasión muere un presunto asaltante al enfrentarse con un PDI @PGJDF_CDMX sobre Periférico y Blvd de la Luz . pic.twitter.com/fA418fuH4B
— TargetMXNoticias (@TargetNoticias) May 14, 2019
Las cifras del primer trimestre de 2019 son contundentes: el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta un incremento de 14.27% en el número de delitos por los que se inició carpeta de investigación en la Ciudad de México, respecto del primer trimestre de 2018, lo que equivale a 8870 delitos más. Si bien es cierto que estos números generales no dicen mucho más, al desglosarlos nos muestran una realidad que debemos atender urgentemente; todas las clasificaciones generales presentan incrementos que van desde el 2.22% en delitos contra la vida y la integridad corporal hasta 66% y 88% en los de carácter sexual y contra la sociedad, respectivamente.
Ahora bien, al analizar el tipo específico de delito, la preocupación brota de manera natural: el homicidio doloso aumentó 28.68%; la violación (simple y equiparada) 81.29%; el secuestro 84.61%; el robo en general 8.27%, pero el robo de automóvil 31.65%; la trata de personas 85.41% y el narcomenudeo 23.75%. Los delitos de alto impacto y que son utilizados por la delincuencia organizada para obtener recursos económicos de manera rápida y abundante para financiar otras operaciones se están multiplicando y ésa es la peor noticia que Claudia Sheinbaum podría haber recibido.
En una semana más tendremos cifras del primer cuatrimestre de 2019 y es una apuesta casi segura pensar que los números de estos delitos de alto impacto se incrementarán considerablemente, pues lo que reflejan es que se está dando una descomposición que no habíamos vivido en la capital del país al menos en los últimos veinte años. Esta es una llamada de advertencia para la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pues lo que parece estar cocinándose bajo sus narices es el fortalecimiento de la delincuencia organizada, en especial la relacionada con el narcotráfico, lo que conlleva la disputa por la plaza, el incremento de las ejecuciones y la elevación de la violencia pública.
Un #asesinado en #Moliere #Polanco #CDMX por resistirse a asalto.
Hace 20 minutos. Sumándole uno más a la lista diaria con la #inseguridad “normalizada” de esta cosmopolita. @isidrocorro pic.twitter.com/1vQYcErWIT
— Lesbian Grey (@LesbianGrey) May 13, 2019
El gobierno de la ciudad no solo tendrá que asegurar que la policía continúe trabajando del lado de la ley y evite que los policías sean cooptados por la delincuencia, también tendrá que prevenir que la violencia pública se propague creando terror entre la población, y deberá fortalecer la confianza en las instituciones de procuración y administración de justicia. Para ser sinceros, este gobierno no parece tener los tamaños ni las capacidades para lograrlo; ojalá me equivoque.