Por Luz Jaimes
Las curvas de tu cuerpo y las preocupaciones son más grandes desde que te conocí. Y miro tu vientre, me veo yo mismo en otra parte y te vuelves intangible; delicada. Huelo a un poco a ti, mi sabor es tuyo y se impregna.
No eres una víctima, tu figura no está en ninguna iglesia. A veces me drenas y me ordenas como si no tuviera el derecho de negarme. Y no me niego porque vas conmigo a todas partes; yo en ti.
Hemos viajado mucho juntos, nos conocemos y nos desconocemos. Es una relación un tanto así, innegable y rotunda. Yo te hice contundentemente una nueva mujer hace ya un tiempo. Qué derecho tengo.
Cuando todo es negro, eres azul. La luz que ilumna mi ciudad en noches frías. Quiero tocarte como en la infancia nos tocamos y tu fuerza me lo impide ahora. Es como una deuda insaldable que me averguenza para siempre. Dueles viva y dueles muerta.