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Hay lugares que por sí solos son referentes culinarios, Oaxaca sin duda alguna es uno de ellos. Al hablar de la cocina mexicana, una de las primeras gastronomías que se enlistan es precisamente la de este emblemático estado. Su abundancia en platillos, colores, olores y sabores; su basta cantidad y calidad de ingredientes; su versatilidad y simpleza, así como su exquisitez, hacen de la cocina oaxaqueña un digno representante nacional.
Ya en mi reseña anterior de Oaxaca, les platiqué sobre la experiencia general que viví en mi última visita, sin embargo en esa misma ocasión, dejé el espacio para una reseña exclusiva para el lugar que más me cautivó. Sirvan las presentes líneas para compartirles mi rica experiencia en Casa Oaxaca Café.
Del Chef Alejandro Ruiz, su cocina es altamente versátil, en ella
“Se mezclan los aromas y los sabores de hierbas mediterráneas con las oaxaqueñas. Así, la albahaca y el romero comparten sus tintes con la hoja santa, la pitiona y el shorobobo. Asimismo, granada, pescados y mariscos, venado y cordero alternan con chapulines, huitlacoche y quesillo”[1], como ellos mismos se definen.
Por cuestiones de disponibilidad no pudimos visitar el Restaurante principal ubicado en el centro de la ciudad, pero gratamente fuimos sorprendidos cuando, por azares de las vacaciones, terminamos en la sucursal Café de la calle Sabinos esquina con Jazmines. El lugar es acogedor, dando la sensación de estar en la terraza de casa de la abuela, con plantas, muebles de madera y espacios amplios, la estancia por si sola vale la pena por la paz y relajación que transmiten.
En esta ocasión, inicié mis alimentos con una exquisita ensalada de betabel rostizado, queso de cabra, puré de membrillo, manzana rostizada, naranja, amaranto, semillas de girasol y berros, en verdad que cada bocado era una frescura máxima, apalancada de los diferentes sabores de sus ingredientes, amable al gusto y respetuosa de su uniformidad. Definitivamente una entrada que no deben dejar pasar.
Mi plato fuerte fueron unos deliciosos taquitos dorados de pavo con mole coloradito, frijoles de la olla, queso y crema. Sumamente respetuosos de su majestad, el mole, el pavo participó como buen acompañante y nítido complemento. La calidez del mole abrazando cada taquito fue gratamente disfrutada.
El postre fue una espectacular deconstrucción de fresas con crema, el típico postre mexicano pero acompañado de trozos de delicioso pan, lleno de vida y color, las cucharas se peleaban por alcanzar un poco más.
Todo ello lo acompañamos con una cerveza local recomendación de la casa. Tierra Ahumada es una propuesta robusta, con cuerpo y sabor que realmente disfruté (y ¡Vaya qué yo no soy tan asidua de la cerveza!). Curiosamente el maestro cervecero se encontraba como comensal ese día y tuvimos la oportunidad de platicar con él. El rato fue muy amable también.
Sobra decir que un buen restaurante, para presumirse de ello, debe contar con un excelente servicio y en esta ocasión no fue la excepción. Los platos siempre en tiempo, los meseros atentos y el personal amable. Así es que, queridos amantes del buen comer®, no dejen pasar la oportunidad de deleitarse con una rica tarde en este delicioso lugar.
¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer®
[1] https://www.casaoaxacaelrestaurante.com/php/spa/elRestaurante.php