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Andrés Manuel López Obrador construyó su camino a la Presidencia de la República desde una oposición férrea y contestataria, tan sólo recordar las frases “la mafia del poder”; “al diablo con las instituciones”; “cállate chachalaca”; “Ya no más despensas, no más frijol con gorgojo”; “minoría rapaz”; tuvo acciones que afectaron los derechos de terceros como “los plantones de reforma”; se declaró “presidente legítimo” cuando esta figura es inexistente en nuestro marco constitucional y promovió Consultas Ciudadanas que no atendían los requisitos establecidos en la Constitución.

Estas frases y actos que le fueron criticados lo mantuvieron en la agenda diaria de los medios de comunicación nacionales y algunos internacionales, lo convirtieron en un liderazgo social y popular en una sociedad mexicana hambrienta de justicia, ya que, abanderaba desde la oposición de izquierda las causas más sentidas de una población lastimada por la corrupción, la inseguridad y la pobreza.


Por lo tanto, su discurso contra el poder autoritario, neoliberal y corrupto, fue generando simpatías y confianza en los diversos sectores de la población, consolidándose cuando suavizó su discurso, trasladando el mensaje a la no confrontación, a la transformación, al perdón y a la moralidad de los ciudadanos.

En este sentido, frases como “Amor y Paz“; Becarios si, Sicarios no; Por el bien de todos, primero los pobres.”; “La felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra consciencia y el prójimo.”; “Tenemos que hacer todo para conseguir la paz.”; “La venganza no es mi fuerte.”; “Todos los seres humanos tienen derecho a vivir y ser felices.”; y “No tengo derecho a fallar”, lo convirtieron en la Esperanza de México para millones de mexicanas y mexicanos.

Hoy a 5 meses como Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha regresado a su discurso de oposición y a contestar con frases de campaña a sus opositores políticos y a la opinión pública que le critican las acciones que ha realizado su gobierno con dichos como la “Porra fifí”; “Yo tengo otros datos”; “Conservadores disfrazados de izquierda”; “Mezquinos y Canallas”; “Entiendo la desesperación de los conservadores, que no les gusta, les molesta mucho lo que hacemos, les preocupa, porque ya no pueden saquear, no pueden robar”.

Lo anterior, contrasta con lo mencionado por el mismo Presidente López Obrador: “La Cuarta Transformación significa también la reconciliación. Necesitamos unirnos. Reconciliarnos de verdad y no odiar, pero es un proceso también que se tiene que ir consiguiendo y ahí va poco a poco”.

Tampoco coincide su discurso de austeridad en el gasto público, ya que, por citar un ejemplo la construcción en la zona suroeste del “Tren Maya”, el cual, será la obra de infraestructura más importante del presente sexenio, que según datos de Instituto Mexicano para la Competitividad menciona que el costo de construcción podría aumentar de 4 a 10 veces más que los 120 o 150 mil millones de pesos que están proyectados por el gobierno federal.

Preocupa también que el Banco de México en sus proyecciones recorta sus expectativas de crecimiento del PIB anual en México que puede ser de 1.1 a 1.2%, mientras el Presidente López Obrador pone una meta de crecimiento del 2% para 2019 y del 3% para el 2020, entonces ¿dónde está la confianza en las instituciones expertas en la materia?

Consideraciones

El Presidente Andrés Manuel López Obrador ya no debe actuar desde un espacio de oposición enunciando frases como “la porra fifí” o “me dejaron un cochinero”, debe pasar a gobernar para dar resultados, principalmente en las materias de seguridad, empleo y pobreza, ya que, estos temas no se resuelven con programas asistencialistas, sino, con un gobierno plural, de consensos, de respuestas eficaces y eficientes que construya políticas públicas a través de un debate abierto y no con la centralización de ideas, porque la unidad nacional que México requiere no es tema de una sola persona o de un partido político, sino, de todas las fuerzas políticas y los sectores de la población.

El presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta con las herramientas institucionales, con la legitimidad ciudadana, legislativa y territorial a lo largo y ancho del país para lograr el cambio que México requiere, pero, es una realidad que debe construir mecanismos de inclusión política y social emanados de un gran acuerdo nacional que le dé una cara plural a la 4T donde todos los actores políticos y la sociedad civil se vean representados, podría ser idóneo que este ejercicio fuera practicado en los debates de la Reforma Educativa y Laboral, de lo contrario se podría sentar un precedente de rasgos autoritarios en el sexenio.

El pueblo de México quiere ver gobernabilidad, quiere ver resultados en favor de su economía y de su seguridad; quiere menos polarización política, menos frases populares, y más paz, que tanta falta le hace a nuestra sociedad.