Twitter: @MauricioAceves
En las últimas décadas, las redes sociales y en general la web se han convertido en el espacio para la divulgación y la opinión libre, el desarrollo e implementación cada vez más global de las tecnologías para las comunicaciones ha sido el vehículo que permite distanciarse a un click de los vaivenes del Brexit, la política interna estadounidense, los malestares en la sociedad francesa, la gobernanza latinoamericana y las ambiciones en Moscú.
Las tecnologías han sido centrales para la construcción de las dinámicas de la vida política en los países occidentales, los foros virtuales y redes sociales alientan el debate público en torno a cualquier hecho que se manifieste en el contexto internacional, poseen la virtud de hacer globales a las noticias que por los medios tradicionales no trascenderían a lo local, la web a menudo se aproxima al concepto Aldea Global acuñado en los sesentas.

La web desde su gestación en programas militares durante la Guerra Fría hasta la actualidad, ha recorrido suficiente carretera como para conocer la anatomía de su impacto en la vida social, la comunicación en la web, dice Niall Ferguson, Investigador del Instituto Hoover:
Se desenvuelve con mayor rapidez que la de cualquier virus en la naturaleza.
Cuestión que facilita la comunicación y ha llevado a la información a una especie de edad de oro, el mundo es ahora un lugar más pequeño.
Lo cierto es que el ciberespacio, más allá del contenido que se propague en él, es un medio para la expresión en las democracias liberales y puede ser considerado un baluarte de las libertades, por lo que a su vez, se ha convertido en un objetivo para la manipulación política, lo cual se ha reflejado en elecciones como en la forma de gobernar.
El ciberespacio se ha convertido en un objetivo para la manipulación política, lo cual se ha reflejado en elecciones como en la forma de gobernar.
En otras ocasiones he hablado sobre la censura y el control del internet en favor del Estado, estrategia promovida con alta eficiencia y con resultados igualmente sorprendentes al interior de China o Rusia, países que ahora concentran un gran capital político a nivel global, estas naciones no sólo han logrado emerger como potencias económicas, sino que también han progresado verticalmente en términos de desarrollo social y de bienestar, mientras que en los países occidentales, en dónde la libertades web son “respetadas”, los indicadores económicos y sociales parecen haberse estancado y padecen mayores afecciones que aquellos que han limitado las libertades en el ciberespacio.
Esta no es una regla, sin embargo, las democracias pasan por un mal momento, en Latinoamérica las continuas crisis sociales resultantes del regreso de la política de las emociones en los procesos electorales y en el estilo personal de gobernar han ocasionado el divorcio entre la población y las instituciones, mientras que en Europa la insurgencia de fuertes corrientes nacionalistas pueden desmembrar más de medio siglo de esfuerzos de integración.
En este supuesto, las democracias occidentales han entrado en una especie de recesión relacionada a la credibilidad, al mismo tiempo que las civilizaciones menos afectivas a los sistemas democráticos se encuentran en plena consolidación, muchas de ellas se apuntalan a ser naciones dominantes en el próximo decenio.
Este viraje del orden mundial puede influir en la forma en que concebimos las comunicaciones, el éxito de las políticas restrictivas de las comunicaciones puede comenzar a expandirse y cobrar popularidad en los gobiernos a la par de la expansión de las naciones que hacen uso de ellas.
La manipulación de la información en las redes es una costumbre recientemente adoptada por las sociedades, este puede ser el primer paso para que web deje ser libre, el próximo es la legislación.
Adivinar el futuro es una apuesta que a menudo se pierde, pero probablemente la e-democracy o democracia digital deje de ser sexy en los próximos años.