Sobre la mesa
Twitter: @gerardohdz_p
El programa Jóvenes Construyendo el Futuro inició su operación hace poco más de tres meses, tiempo suficiente para hacer un análisis sobre los puntos buenos y malos en su operación.
Es uno de los programas emblema del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El proyecto es bueno y por sí solo, es de las mejores decisiones de la nueva administración federal. Sin embargo, quizá lo mejor era haber arrancado con un programa piloto para pulir poco a poco algunos detalles que han surgido en la implementación.
Al cierre de esta columna (lunes 22 de abril a las 14:30 hrs) la plataforma de transparencia del programa indicaba que hay 388 mil 189 aprendices vinculados en los 74 mil 526 centros de trabajo verificados.
Estos son los seis motivos por los que un tutor puede ser dado de baja de #JovenesConstruyendoElFuturo: pic.twitter.com/3ZDewNIz0k
— Jóvenes Construyendo el Futuro (@JovConFuturo) April 15, 2019
El objetivo del programa es que los jóvenes se capaciten en un ambiente laboral real, es algo bueno porque no hay nada mejor que la capacitación en los centros de trabajo, diversos especialistas coinciden que de esa manera incrementan las oportunidades para conseguir un empleo.
El programa ha tenido una buena respuesta de la iniciativa privada e incluso de organizaciones como la Liga MX que se sumó al proyecto para ofrecer beneficios como entradas gratis a partidos de futbol.
Otros puntos buenos son la afiliación de los aprendices al IMSS y la misma beca que les entregan a los jóvenes, será buena en función de para qué al utilicen, pero aquí es donde inician los detalles a los que el gobierno de AMLO tendrá que poner más atención.
El apoyo mensual de 3 mil 600 pesos no es un sueldo, pero hay que ser honestos, en México hay personas que ganan el salario mínimo, a pesar de su incremento el 26 de diciembre de 2018, es de 3 mil 121.47 pesos (sólo en 46 municipios del país quedó en 5 mil 372.28); es decir, la beca genera una desigualdad salarial entre los aprendices que reciben poco más del salario mínimo por aprender y los mexicanos que llevan muchos años siendo productivos y ganando menos.
En resumidas cuentas, el gobierno tendrá que generar condiciones reales para ese sector, en especial obrero y campesino, que puede ganar menos que lo que recibe un aprendiz de Jóvenes Construyendo el Futuro.
También hay que acabar con las cuotas que piden algunos centros de trabajo, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social – encargada de operar el programa – en marzo dio de baja a 30 empresas que tenían esta mala práctica, pero los casos se siguen acumulando.
Las autoridades tendrán que prestar mucha atención y diseñar mecanismos más efectivos para que esto no pase. Los lineamientos del programa son claros: ningún centro de trabajo puede cobrar cuota a los aprendices para llevar una capacitación o permanecer en el programa.
Por otra parte, algunos centros de trabajo han usado el programa para cubrir vacantes, como mano de obra barata, para ser más claro. Esto va en contra de los lineamientos y está pasando.
Retornando a los datos de la plataforma de transparencia, hay 359 mil 215 aprendices listos para vincularse en 309, 437 vacantes; los números indican que las vacantes no alcanzan a cubrir la demanda, pero durante el programa también ha sido muy común que los jóvenes tardan en comenzar su capacitación.
La respuesta a esta brecha quizá no sea la falta de compromiso de los centros de trabajo, sino lo que esperan los jóvenes del programa. Cuando entrevisté a Nora Villafuerte, vicepresidenta de Recursos Humanos de Nestlé México, confirmó que hay vacantes que los aprendices no quieren – como en áreas de almacén – y las han cerrado para abrir otras.
Por experiencia en charlas con otras empresas, los jóvenes quieren desarrollarse en áreas de marketing, ventas o tecnología. Ahora bien, una empresa como Nestlé que además de ser grande y sólida, apuesta por el desarrollo de talento, tiene la capacidad de abrir vacantes en otras áreas, incluso han integrado la mentoría al plan de carrera de sus colaboradores; es decir, para ser promovido requieres haber participado en la formación de talento.
Pero ¿qué hay de las empresas medianas y pequeñas que no pueden hacerlo, quizá porque no tienen las suficientes áreas o recurso humano para que los jóvenes aprendan? Aquí también las autoridades tendrán que prestar mucha atención y más aún, los propios beneficiarios del programa.