Twitter: @LuzJaimes

Anoche soñé cuando era niño. Soñé despierto mientras viajaba por aquí. Alzar la mirada hacia el cielo para ver la luna porque estaba llena y brillante me trajo recuerdos. Seguro tenía menos de nueve cuando podía oler la ciudad.

Muchos aromas tiene este lugar. A gasolina quemada, a eso olía el coche del abuelo. Los asientos eran de piel y tenían un olor especial que me recordaba los mejores tiempos. Me daba permiso de aspirar el aire, que a veces olía a comida y otras a autos que no quería tener porque no sabía cuánto costaban.

Olía el perfume de mi padre, no me gustaba. Era como grasa con madera rancia. Pensé que por eso mi mamá no lo quería. En cambio el de ella. Hasta estos días no he vuelto a percibir el mismo aroma. Y es que dicen que el mismo perfume nunca huele igual en la piel de otra mujer.

Fuente: josamotril.wordpress.com

Soñé cuando dejaba que el aire golpeara mi cabello y me dejara roja la nariz. Cuando sentía los labios secos y no tomaba agua porque esperaba el momento de llegar a donde fuera y  darle de beber al primer perro callejero que encontrara. Nunca tuve uno, pero todos fueron míos alguna vez.

Cuando sacaba la cabeza por la ventana podía ver mi futuro. Yo con una mujer más alta que las otras, dos hijas iguales a mis hermanas las gemelas y el coche de mi abuelo. Ese modelo ya no puede circular aquí, la gasolina ya no huele igual ni cuesta lo mismo, el agua se bebe en botella de plástico y es cara. Me divorcié el año pasado y tengo un hijo que vive con su madre y a quien no le gusta el olor de mi loción.